
Jueves 3 de Julio de 2025
La actividad incluyó la presentación de la herramienta DEPA, orientada a manejar conflictos de manera asertiva y fortalecer el bienestar de las y los estudiantes.
Como parte del Plan de Salud Mental y Emocional de la Universidad Central de Chile (UCEN), estudiantes de Educación Parvularia participaron el martes 24 de junio en el Taller de Resolución de Conflictos y Regulación Emocional, desarrollado en el edificio Vicente Kovacevic II. La actividad fue organizada por la Unidad de Apoyo Psicológico y Emocional de la Dirección de Apoyo y Vida Estudiantil (DAVE), en conjunto con la carrera, con el objetivo de entregar herramientas para enfrentar los desafíos emocionales del ejercicio docente y fortalecer el bienestar de quienes se preparan para acompañar a la infancia.
El taller estuvo a cargo de los psicólogos Ignacio Noriega y Constanza Lazcano, quienes abordaron la construcción de espacios seguros, la apertura al diálogo en contextos de diferencia y el valor de la regulación emocional en el ámbito educativo. Mediante actividades prácticas y preguntas orientadoras, se destacó que el rol docente requiere no solo conocimientos técnicos, sino también habilidades socioemocionales.
Durante la jornada se presentó la herramienta DEPA (describir, expresar, pedir, agradecer), como estrategia para abordar conflictos de forma asertiva, evitando invalidar o agredir al otro. Uno de los principales mensajes fue la importancia de identificar cómo se gestionan las diferencias y los desacuerdos en espacios donde interactúan diversas personas, relevando el autocuidado y el reconocimiento de las propias emociones como aspectos centrales del trabajo pedagógico.
Jocelyn Uribe, directora de la carrera, señaló que este taller respondió a un diagnóstico realizado con las estudiantes, quienes manifestaron la necesidad de contar con herramientas de autorregulación emocional en su primer año universitario. «Las expectativas se cumplieron porque fue una actividad práctica, comprensible y que promovió la participación activa», indicó.
Durante el cierre se formularon preguntas que invitaron a reflexionar sobre el impacto emocional del quehacer educativo, tales como:
La instancia permitió así reforzar competencias personales vinculadas al acompañamiento de la infancia desde una perspectiva ética y emocionalmente responsable.