El Chile profundo quedó a la vista y es aquella dimensión que nos llama al trabajo interdisciplinario, quizás la búsqueda de líderes para asumir nuevas formas de poder nos lleve mucho más a lo colectivo y entender que el acto de la creación tiene intimas relaciones con la concepción, que lo femenino tendrá un rol mucho mas profundo y relevante en una nueva forma de relacionarnos y esa lucha entre lo intuitivo y lo real, dejará espacios creativos para expresar y hacer en equipo.

Volver a ver la cordillera en Santiago, volver a tocar la orilla en Valparaíso, no seguir expandiendo radios urbanos tapando humedales en Puerto Montt, experimentar el paisaje en las escuelas, ocuparse del cambio climático, la educación debiera ser el más poderoso auxiliar de la naturaleza, es cierto, el ser humano es la única criatura a quien hay que educar.

Zaguanes sanitarios, huertos verticales, acortar distancias en bicicleta, equilibrar las áreas verdes, revisar las densidades, desarmar la centralidad y crear subcentros y ciudades intermedias con identidades culturales propias, y sobre todo creer que se puede hacer.    

 Uwe Rohwedder
Académico escuela de Arquitectura y Paisaje, U. Central