Rubén Carrasco Silva, profesor, docente Universidad Central Región de Coquimbo
Al observar el mundo de hoy, reconocemos una crisis profunda de la sociedad y una creciente incertidumbre del porvenir en diversas áreas de la actividad humana. Expertos internacionales anticipan el término de muchas actividades productivas como las conocemos, pero se anuncian otras, insospechadas por el momento. Esto involucra a profesiones, labores técnicas y oficios los que se verán alterados o definitivamente caducados en las próximas décadas.
Son señales de la Industria 4.0, también conocida como la Cuarta Revolución Industrial. Evidentemente, la Educación actual en Chile sigue devota de la Primera o Segunda revolución. Con pesar podemos declarar que ya han dejado de cumplir los objetivos para los cuales se delinearon en sus visiones, misiones, objetivos estratégicos, preferencialmente económicos. Ante los nuevos y modernos desafíos, nos preguntamos qué sucede con las personas, ¿qué rol jugarán en su preparación educativa formal?
Los humanos de nuestra tierra no pueden seguir siendo considerados “empleados” desde que ingresan al sistema escolar. No podemos continuar pensando que, al estudiar una carrera, será la única manera de lograr un trabajo digno, falacia que hoy las nuevas generaciones, por cierto, no creen y muchas personas instruidas, tampoco. Entonces, cabe formularse otras interrogantes ¿qué sucede con la vida personal, psicológica, emocional y social de esas personas, habitantes de un país como el nuestro? De todas ellas y ellos, por cierto. ¿Será posible vivir una educación socio-emocional? Por otra parte ¿cómo formamos a las futuras generaciones de individuos productivos que ya comenzaron a vivir?
¿Por qué razón debiésemos efectuar una decidida “re-evolución educacional” en Chile? ¿Qué ofrece el Siglo XXI para que las jóvenes generaciones dispersas y confundidas logren el éxito a futuro? Grandes exponentes en el área de la Educación, a nivel mundial, regional y nacional, ya lo han pregonado por mucho tiempo, varias décadas. Recuerdo a algunos de ellos, a quienes usted pueda buscar en publicaciones, los mencionados Ken Robinson, Alvin Toffler, David Perkins, Michael Fullan, Santiago Rincón-Gallardo, Patricio Meller, o el propio Mario Waissbluth, entre muchos otras y otros expertos, nos sugieren considerar el desarrollo de habilidades, propias del presente siglo, en torno a la creatividad, la iniciativa, el liderazgo y el pensamiento crítico; la habilidad para comunicarse de manera oral y escrita es fundamental en el mundo de la información y de la comunicación, hablar y escribir con buena factura; fomentar el trabajo en equipo, con grupos heterogéneos y diversos para un aprendizaje mutuo; y finalmente, aprender a aprender, a pensar, y a reflexionar para darle continuidad al aprendizaje.
La invitación es a aportar una Educación que desarrolle en las personas sus esencias, sus talentos, su creatividad, desde lo humano más allá del mosaico de ideologías o creencias de cualquier orden. Porque la Educación es la única tabla de salvación para nuestra nación a cualquier plazo.