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Sobre datos, reconocimiento facial y derechos humanos

Datos del autor/a:
Nombre: Matías González Torrealba
Sociólogo, Universidad Central de Chile (2023).

Si en un momento el capitalismo se enfocaba en la explotación de metales y piedras de valor, hoy en día los datos parecen un bien más atractivo para la acumulación de riquezas (Couldry N. y Mejías U., 2022), y es que el periodo actual está marcado por el big data, el cual impacta en cada rincón de nuestras vidas.

En ese contexto es en el que la inteligencia artificial ha ganado su espacio y ha sido tema tanto en mesas del congreso, en medios de comunicación, como en las conversaciones cotidianas. En oportunidades se relaciona con futuros distópicos en donde la humanidad será sometida por maquinas, ignorando los reales peligros que implica la producción y uso de estas tecnologías.

El auge por utilizarlas se basa en la optimización de tiempos, recursos y la necesidad de procesar un inmenso volumen de datos de distintas estructuras y orígenes entre sí, es por eso que los gobiernos e instituciones a nivel global intentan darle uso, asumiendo también que es sinónimo de progreso.

Pero el uso de la inteligencia artificial puede ser un arma de doble filo, de la misma manera que se usa para fines honestos y justos, también puede generar consecuencias en la población más vulnerable. Esto ya que los métodos de marchine learning se basa en entregar un conjunto de datos en un sistema computarizado, para que este “aprenda” sin intervención humana, y sea capaz de clasificar o predecir el comportamiento de los datos, pero se debe considerar que si los datos vienen con sesgos, los resultados serán igual de sesgados.

En la misma línea, surge el sistema de reconocimiento facial, en el cual se desarrollan cámaras habilitadas para reconocer rasgos en los rostros de los individuos, los cuales permiten identificar a la persona más allá de accesorios que pueda llevar puestos, sin ir más lejos, este mismo sistema es el que se quiere habilitar para acceder a los partidos de fútbol en Chile, por medio del llamado “Registro Nacional de Hinchas”.

En otros países de América ya se han implementado sistemas reconocimiento facial, sin embargo, su tasa de error aún es muy alta y ha generado una serie de inconvenientes y situaciones injustas, como por ejemplo, en Argentina se lanzó un sistema de reconocimiento facial que va conectado a la base de datos del “Sistema de Consulta Nacional de Rebeldías y Capturas”, estas cámaras reconocieron a una mujer, levantando el sistema de alertas correspondientes y llevando presa a la mujer, después de pasar un día reclusa, fue dejada en libertad puesto que el sistema se equivocó, confundiendo a la mujer con otra persona (Nueva Ciudad, 2019).

Dicho esto, urge aumentar los espacios de discusión en torno al reconocimiento facial, previo a su implementación masiva, como lo puede ser el “Registro Nacional de Hinchas”, puesto que aun carecemos de una política robusta de privacidad de datos, y su implementación puede significar restricciones en el derecho a la libertad y en el acceso a espacios de ocio y recreación, como los encuentros deportivos.