Click acá para ir directamente al contenido

Raúl Zarzuri, sociólogo: “Por globalización se hace complejo definir qué es la identidad nacional”

Entrevista realizada por Sentidos Comunes al investigador de CESOP especialista en tema de juventud.

Por: Sentidos Comunes / Fotos: / agosto 9, 2013

El académico del Centro de Estudios SocioCulturales (CESC) asociado a la Universidad Central, señala que algunos rasgos culturales ayudan a describir nuestra identidad chilena: tranquilos, sacadores de vuelta, gastadores, impuntuales, ladino, simpático, ingenioso, trabajador, sacrificado, esforzado, de buen humor, son algunas de nuestras características. Cree que la discriminación tiene que ver principalmente con la imposibilidad de pensar en un otro que es distinto y que la solución al problema indígena pasa por el reconocimiento de ellos como una unidad cultural distinta.

¿Describa la identidad chilena?

Una primera cuestión a dilucidar es que se entiende por identidad nacional. Esto no es fácil, ya que  es una construcción que tiene rasgos personales pero al mismo tiempo, colectivos donde dentro de un determinado contexto social.  En esta construcción, convergen el pasado y el futuro, los cuales construyen esa identidad. Relevante es señalar que hoy en día producto de los procesos de globalización se han borrado ciertas fronteras lo que hace complejo definir que es la identidad nacional y en qué consiste.

Existe una cierta identidad que nos distingue de otros países. Sin embargo, cuesta que la gente defina hoy en día qué se entiende por identidad nacional, la cual también muta con el tiempo, producto de los embates de la globalización cultural y también de lo heterogéneo de nuestro territorio, que llevan a construir identidades del norte, centro y sur por ejemplo.

¿Cuáles son los rasgos que nos definen como sociedad? ¿Qué elementos se necesitan para sentirse parte de una nación?

Respecto de cómo podemos describir esa identidad, podríamos señalar como rasgos culturales, el ser: tranquilos, sacadores de vuelta, gastadores, impuntuales, ladino, simpático, ingenioso, trabajador, sacrificado, esforzado, de buen humor por nombrar algunos rasgos. También la comida se estructura como un marcador cultural que arroja pistas de nuestra identidad: la cueca, el vino, la chicha, las empanadas, algunos platos como el ajiaco, las cazuelas, el caldillo de congrio, etc.

Sin embargo esto varía de región en región, por lo que asumirse como una sola identidad nacional es complejo y es mejor hablar de identidades que se encuentran atravesadas por esos procesos de globalización. Ya no se puede definir solo como la pertenencia a un territorio físico que tiene fronteras, sino a una comunidad que construye materialmente y simbólicamente eso que llamamos identidad.

¿Por qué se le discrimina hoy a un inmigrante? ¿Cómo se le discrimina?

La discriminación tiene que ver principalmente con la imposibilidad de pensar en un otro que es distinto, diferente. La sociedad chilena se ha construido sobre el paradigma de la homogeneidad. Esto lo vemos en la construcción de los espacios en nuestras ciudades, donde intentamos vivir entre iguales. Esto imposibilita el encontrarse con otros que son distintos, extraños, que es la esencia de vivir en una ciudad.

Esa es la matriz que tenemos como sociedad chilena. No sólo se discrimina a los inmigrantes, se ha discriminados a nuestro pueblos originarios, se ha discriminado a la gente de sectores populares, por su forma de vestir, por su forma de hablar. En otro tiempo se discriminaba a la gente que provenía de sectores rurales, etc.,

Entonces, se discrimina a los distintos, los cuales se vuelven extraños, hablando peyorativamente de ellos (los peruanitos, los bolivianitos), menospreciándolos por el aporte que pueden realizar a nuestra sociedad. Ahora, hay que señalar, que como sociedad discriminamos a quienes miramos en menos, por ejemplo, la migración del cono sur o del resto de américa latina. No así la europea, blanca, la cual no se ve afectada, lo que dice mucho de nosotros como sociedad

¿Crees que tu en una nación existe una sola identidad?

En mi opinión, nunca ha existido una sola identidad. Si ha existido es porque ha habido una  ideología hegemónica que se ha construido de esa forma, no respetando la existencia de otras identidades. Durante mucho tiempo las identidades de nuestros pueblos originarios fueron dejadas de lado.

Creo que las identidades son múltiples. Reconocemos que aun viviendo dentro de un mismo territorio, estructuramos pautas culturales que son distintas por ejemplo respecto del norte, centro y sur del país, que estructuran formas de ser, distintas. Ahora, es necesario reconocer los intentos de construir una identidad nacional, los cuales se basan en determinar un conjunto de valores, formas de hacer la cosas, visiones de mundo que intentan estructurarse como la forma de identidad de una nación.

Por otra parte, vivimos un mundo impactado por la globalización no solo económica, sino también cultural, que dificulta los intentos de construir una sola identidad, abriéndose, por ejemplo con la inmigración, otros espacios e identidades, que se mezclan con las construcciones nacionales. Un caso paradigmático es la entrada por ejemplo de la comida peruana en nuestro país, que ha modificado el acervo culinario de ciertos sectores de nuestro país.

¿Que opinas de un Estado Multicultural?

Más que un Estado Multicultural, preferiría hablar de un Estado Intercultural. Hay que recordar que la multiculturalidad supone el reconocimiento de otras culturas, o sea, la coexistencia  de diferentes culturas. El problema es que desde esta concepción se piensan que hay algunas culturas que son superiores a otras, lo que permite la entrada del racismo, la xenofobia, la discriminación, etc.

Sin embargo, si nos miramos más desde lo intercultural, estamos reconociendo en nuestra sociedad, la coexistencia de culturas que son distintas entre sí y que pueden convivir en un respeto mutuo. Por lo tanto, lo intercultural supone de alguna forma, un convivir basado en la construcción de una igualdad en lo distinto, en lo diverso.

Eso está en la base de la situación del pueblo Mapuche y su exigencia de reconocimiento como una unidad cultural distinta de la 'chilena' pero que comparte un mismo espacio territorial. El punto, es que Chile como país, no ha querido reconocer

¿Qué problemas tienen los pueblos originarios hacia Chile?

El problema mayor es la falta de reconocimiento como una unidad cultural distinta, lo cual trae aparejado la vulneración de sus derechos.

Una de las mayores demandas de los pueblos indígenas en Chile –y particularmente del pueblo mapuche- es el reconocimiento constitucional de estos, cuestión que había sido acordado en 1989 con Patricio Aylwin. Desde esa fecha hasta ahora, esta demanda no ha sido satisfecha, y Chile es uno de los pocos países en América Latina donde no se reconoce constitucionalmente a los pueblos originarios.  Esto tiene efectos simbólicos y prácticos. Así, desde lo simbólico, no hay un lugar para estos pueblos en la sociedad chilena, y desde lo práctico, no hay una protección que suponga respetar por ejemplo las estructuras organizacionales  de estos pueblos.

Para el caso Mapuche, se puede señalar que ellos han vivido una suerte de exclusión permanente. Sin embargo, el Estado Chileno, ha intentado integrarlos en los últimos dos siglos a través de diversas políticas que han tenido el carácter de "genocidas", "de exterminio" y "de represión", las cuales han perseguido la pérdida de identidad como etnia.

Frente a esta situación se han ido generando formas de resistencias que se manifiestan, preferentemente en la vuelta a las raíces valorando la cultura mapuche, especialmente para los que han nacido en la ciudad; de realizar trabajo comunitario, en las tomas de tierras, etc. De esta forma, para los mapuches "su política" es la reconstrucción de su pueblo, la recuperación  de la tierra, del idioma, de la religión, de su cultura, etc., por lo tanto estos son aspectos centrales en su práctica política.

La respuesta del Estado chileno, ha sido principalmente represiva, como muestra de esto, es la aplicación de la llamada 'Ley antiterrorista' la cual en opinión de organismos de derechos humanos internacionales, no puede ser aplicada por violar las garantías procesales fundamentales.

¿Cuál es la solución al problema de los pueblos originarios?

La solución es el reconocimiento de ellos como una unidad cultural distinta, lo que supone el respeto por sus prácticas organizativas y culturales.

¿Poder votar en el exterior incrementa  el estado de permanencia de los ciudadanos? ¿Por qué?

Así es. Si se está fuera del país por largos años, como sucedió con muchos compatriotas que por motivos políticos durante la dictadura militar fueron expulsados, o lo hicieron por motivos económicos, lo que ha originado una fuerte colonia de chilenos en el extranjero, la pertenencia a la llamada 'cultura chilena' no solo pasa por mantener algunos rasgos de ella en el extranjero, sino que también poder participar en actividades que otorgar un estatuto de ciudadanos de ese país que se dejó hace muchos años.

Esto es precisamente una de las cuestiones centrales en la solicitud del voto en el extranjero, sentirse parte, ya que la pertenencia viene dada por participar en actividades que dotan de ciudadanía en el sentido tradicional del término.  Se entiende entonces, que la pertenencia no solo es cultural, sino que hay una pertenencia activa y participativa en relación a derechos  y deberes, lo cual permite a los sujetos ser parte de una comunidad, donde con sus acciones –el voto- pueden ser parte de cambios o transformaciones en sus país de origen. Así se transforman en actores activos.

Nos puedes hacer un paralelo entre un adolescente de hace veinte años con uno de hoy: ¿Que similitudes quedan? ¿En qué se diferencian?

Me atrevería a decir, que ya no quedan que dan cosas que conecten a un adolescente de hace 20 años con uno de hoy. Antiguamente se pensaba que la etapa de la adolescencia, era una etapa de transición a la edad adulta y que el  objetivo estaba dado por dejar de ser joven y convertirse en adulto, donde se concretaban los anhelos de autonomía o emancipación.

Para los jóvenes de hoy la autonomía no se concreta con llegar a ser adulto. Entonces, para ser autónomo, no es necesario ser adulto. Nos enfrentamos a la construcción de sujetos altamente individualizados cuya construcción de juventud  tiene carácter autorreferencial, donde ellos toman decisiones que son reversibles y transitorias y donde los adultos no son necesariamente una referencia.

Los jóvenes de hoy son sujetos conectados con las tecnologías, tienen una 'plasticidad neuronal y 'elasticidad cultural' que los hace abrirse a otras formas, a la diversidad. Su mundo, es el mundo de lo instantáneo, ya no se encuentran atados a la palabra impresa ni a secuencias lineales. Los jóvenes de hoy piensan y procesan la información diferentemente a generaciones anteriores, absorben rápidamente la información multimedia de imágenes y videos. Son multitarea; afrontan distintos canales de comunicación simultáneos, prefiriendo los formatos gráficos a los textuales; utilizan el acceso hipertextual en vez del lineal. Funcionan mejor trabajando en red.

Son sujetos que están abiertos a la diversidad, a relacionarse con ella. Miran con recelo a quienes tienen un discurso pero que no lo ponen en práctica, lo cual, los hace ser muy críticos de las instituciones y ciertas personas, como los políticos por ejemplo. Creen en otras formas de participación, no necesariamente en las tradicionales como ir a votar.

Su sino, es revolotear en la participación, la cual se encuentra hoy ligada a cuestiones afectivas/emocionales más que racionales. De ahí que no es necesario militar en un partido político. Hoy se firma por causas y no supone una adscripción permanente organizacional.

¿Cómo se alcanza la integración?

La Integración se alcanza en la medida en que nos reconocemos como diferentes, y en esa diferencia podemos establecer mecanismo que nos permitan convivir, en el entendido que la palabra es CON-VIVIR, o sea, vivir con otro distinto a uno, un no igual. De esta forma, el convivir no puede ser entendido como la anulación de la diferencia, por lo tanto, esto supone asumir la existencia de conflictos.

Si nos reconocemos, distintos, si no tenemos pretensiones de homogeneizar, si reconocemos que a partir de lo distinto que somos los conflictos aparecen, pero estos pueden ser enfrentados a partir de una convivencia que sea efectiva más que buena, se abre un camino para la integración.