
Viernes 6 de Diciembre de 2013
El artículo es parte del tercer capítulo del volumen, el cual trata sobre religión, y en el que escriben también Miguel Vatter y Ely Orrego Torres.
En su contribución, el profesor Oro menciona que para Maquiavelo "el orden político más excelso es aquel que se mantiene sin necesidad de recurrir a la coacción física. Dicho recurso es innecesario cuando los individuos han internalizado en lo profundo de su conciencia el temor al castigo divino. Tal castigo (que es, por naturaleza, intangible y suprasensible) se torna efectivo cuando son transgredidos los preceptos religiosos, es decir, las normas morales sacralizadas". Tal vez por eso también reconoce que "cuando las creencias religiosas comienzan a decolorarse, las normas morales, que antes estaban revestidas de sacralidad, son reemplazadas por las leyes civiles y estas para su cabal cumplimiento requieren de las buenas armas".
Finalmente concluye que "para Maquiavelo el orden perfecto es aquel que para funcionar requiere sólo del temor a la divinidad. Después le sigue un orden menos perfecto; que es aquel que requiere de buenas leyes y buenas armas. Finalmente, sobreviene el desorden y este solo puede ser superado empleando la espada del príncipe".
El libro fue compilado por Diego Sazo Muñoz, quien señala que en él se "expone y confronta ideas heterodoxas sobre diversas dimensiones del pensamiento de Maquiavelo, entregando luces y nuevas aproximaciones acerca del legado de uno de los autores políticos más importantes en la historia moderna de Occidente".