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Lunes 17 de Abril de 2017

El estigma de la repitencia escolar

Psic. Luis Alemán Rodríguez, Facultad de Ciencias de la Educación Universidad Central de Chile

Afrontar la repitencia escolar se constituye hoy en día como uno de los problemas más relevantes para cualquier familia chilena, particularmente por la connotación económica y social que implica este hecho. Mas en lo social que en lo económico, porque estamos insertos en una cultura donde el error y el fracaso, no son componentes a considerar en el camino hacia el éxito personal.

Erróneamente, suele asociarse la repitencia con el fracaso escolar, como un símil de nuestras repitencias adultas en las diversas áreas de la vida, tal y como cuando repetimos experiencias que conllevan a la ruptura con la pareja porque no nos detenemos a analizar la responsabilidad que nos corresponde, o cuando repetimos otras vivencias displacenteras en trabajos que no nos conducen a la realización personal y en su lugar, nos acomodamos en una zona de confort. Entonces demonizamos los resultados negativos, les llamamos “fracasos”, no asociamos que estamos repitiendo patrones de conductas sin el menor intento de modificarlos y en consecuencia, obtener mejores resultados.

Reflexionar sería una primera aproximación a la comprensión y abordaje sano a este fenómeno de la frustración asociada a la repitencia escolar, particularmente desde la perspectiva familiar. Porque es en la Familia donde se gesta la educación de aquellos aspectos de la Personalidad que permiten la prevención y el afrontamiento productivo de las situaciones de la vida escolar y extraescolar que resultan potencialmente frustrantes. En este sentido, no es recomendable adoptar posturas punitivas al final del curso, cuando ya el niño tiene que repetir, por el contrario se deben ejecutar acciones durante el proceso que ayuden a impedir que el niño repita o en última instancia, asumir que en muchas ocasiones repetir es necesario, siempre y cuando como adultos ayudemos al niño o niña a trabajar sobre las causas que provocaron tales efectos.

En tanto, la responsabilidad de estar al tanto del rendimiento académico del estudiante, de los esfuerzos que es capaz de desplegar durante el curso y de los avances que va obteniendo a partir de la implementación de los mismos, es parte de la labor profesional educativa. Mediar en este sentido, activar las alarmas necesarias cuando el rendimiento escolar decae en el proceso y acompañar a la familia y al niño durante el abordaje de la necesidad de repetir, destacando, desde un saber científico, que muchas pero muchas veces, repetir es no solamente necesario si no también oportuno. Revisar si las estrategias implementadas con el estudiante son las mas eficaces o si hay algo que revisar en el quehacer pedagógico.

Por otra parte, la institución educativa debe contar con programas de apoyo a los estudiantes que repiten,  que no sean una mera réplica de los contenidos  ya trabajados, si no que contemplen el acompañamiento psicopedagógico para abordar los fenómenos psicológicos asociados a la repitencia escolar tales como la tristeza, trastornos del ánimo y rechazo escolar.

La propuesta de apoyo debe trascender al contenido mismo y aprovechar la repitencia, como un momento imprescindible en el camino hacia el éxito, incorporando a la familia en el proceso y manteniendo mucho cuidado en que el manejo de la frustración no se realice desde el miedo o el odio, si no desde emociones orientadas al amor y al saber en toda su plenitud.

Que se eduque desde niño en las grandes palabras del poeta Fayad Jamís…”Con tantos palos que te dio la vida y aún sigues dándole a la vida sueños….Con tantos palos que te dio la vida y aun no te cansas de decir te quiero”