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Miércoles 11 de Septiembre de 2019

País en desencuentro / Columna del profesor Luis Riveros, decano de la Facultad de Economía, Gobierno y Comunicaciones

La ciudadanía vive momentos de desconcierto en medio de su mala evaluación de las instituciones del Estado y de su deplorable apreciación del desempeño de políticos, partidos y alianzas diversas, poniendo en cuestionamiento las bases mismas de la democracia. Al mismo tiempo, la ciudadanía está desorientada debido al permanente desencuentro y confrontación que promueve la discusión política. Lleno de descalificaciones, argumentos minimalistas, lenguaje agresivo y hasta soez, el debate político promueve el enfrentamiento y la división del país entre bandos irreconciliables, más que buscar solución a los problemas que interesan al ciudadano.

En el pasado, Chile ya vivió períodos parecidos de confrontación que llevaron a nefastas consecuencias de las que tuvimos que arrepentirnos más tarde. Hay dos cosas que tienden a empeorar la vigencia de ese estado de cosas comparativamente al de años atrás. Por una parte, que la llamada clase política no tiene similar prestancia, cultura, capacidad argumentativa y solidez de ideas, como se hace evidente en cada una de las ocasiones en que se escuchan planteamientos o ideas que manifiestan los políticos hacia el país. En segundo lugar, están ahora las redes sociales y la enorme velocidad de las comunicaciones, que permiten esparcir instantáneamente todo tipo de aseveraciones, permitiendo el acceso a los debates de actores que no siempre actúan con responsabilidad y así contribuyen a profundizar la confrontación.

La clase política parece dejar de lado definitivamente el propósito de que los representantes y autoridades sean un modelo de conducta a seguir por parte de la ciudadanía, especialmente de la juventud. Observando las conductas de sus representantes y dirigentes, la ciudadanía profundiza su desorientación; los jóvenes no construyen referentes entre la mayor parte de la llamada clase política. Todo esto lleva a un escenario de pésimo pronóstico, que envuelve el estilo que se ha estado imponiendo en la discusión política: confrontación, descalificación de las ideas, subversión ante las normas, desconocimiento de las reales inquietudes ciudadanas.

Es necesario que se construya un acuerdo nacional en torno a un centro político que provea sensatez a los debates, y que los acuerdos pasen a ser el factor central de progreso político. La Patria lo exige en virtud de los más altos valores republicanos.

Fuente: Diarioestrategia.cl