Click acá para ir directamente al contenido

Jueves 24 de Agosto de 2023

Columna de opinón de Luis Riveros: "Encrucijada"

El país vive una seria encrucijada económica y social. En su análisis no es suficiente ni satisfactorio entrar a distribuir culpas, puesto que lo que se precisa es enfocar el crucial tema de cómo enfrentar lo que viene. Nuestros políticos parecen no avizorar las nefastas consecuencias que se podrían derivar de las actuales tendencias, y que se mezclarán confusamente con los vigentes problemas sociales y políticos. El Producto Interno Bruto ha venido cayendo durante los tres últimos trimestres, lo cual pone a Chile en el contexto de una recesión técnica, y pone de relieve que el crecimiento de este año será negativo en alrededor de 1%.

La inflación ha mostrado persistencia, a pesar de los esfuerzos del Banco Central, que en su última reunión de Consejo decidió retroceder un tanto en el ajuste sobre la tasa de interés de referencia. No parece esto poner en riesgo la inflación proyectada para el año, pero sí se encienden algunas alarmas sobre ello, especialmente por el reajuste experimentado por el precio de los combustibles y el alza del dólar, ambos factores incidentes en los precios domésticos. En los aspectos sociales se destaca la muy escasa expansión del empleo que ha ido aparejada con un aumento sostenido del desempleo y un incremento en el empleo informal. Todo esto conduce a una caída de los ingresos laborales, sosteniendo el observado estancamiento en los niveles de pobreza de los hogares. La notoria desaceleración en el sector construcción y el estrechamiento en la actividad comercial, han sido factores importantes en esta situación que preocupa por su persistencia.

El panorama económico es preocupante, y seguirá siéndolo al observarse las tendencias económicas en el mundo, dominado también por el efecto de precios y nivel de actividad. La pregunta es cómo se visualiza desde la política esta situación y las medidas que resultarían más aconsejables. Lo preocupante es que no se evidencia una discusión en el ámbito político, que aborde estos temas de un punto de vista constructivo y lejos de los ideologismos que en nada ayudan a sincerar la situación. Más preocupante aún es que desde el Hacienda no se esté enarbolando un conjunto de políticas destinadas a estimular el crecimiento, el empleo y a controlar inflación.

La discusión se ha centrado en cuanto a atribuir culpas sobre el actual estado de cosas, que se dan en un complejo ámbito social y político, pero aún sin abordar en sentido constructivo las raíces del problema y las posibles correcciones. Por ejemplo, las decadentes cifras que observa la inversión no son tratadas como un verdadero problema nacional, de impacto actual y futuro en las cifras de crecimiento y empleo. Se sigue asumiendo que la inversión es simplemente un residuo de las acciones acometidas en materia de expansión del gasto público y de una posible reforma de pensiones.

Es urgente que los actores políticos asuman su responsabilidad en cuanto al diseño de políticas proactivas, encaminadas a la recuperación de la actividad y del empleo, cosa que no es simplemente un resultado residual en otras decisiones. Parece un contrasentido, por ejemplo, elevar los impuestos en medio de una recesión y de la necesidad de fomentar la inversión. Lo mismo es discutir reformas que hacen abstracción del exceso de gasto reflejado, por ejemplo, en la enorme cantidad de recursos dilapidados a través del mecanismo de “fundaciones”, mientras temas como el gasto social y la PGU pasan a segundo plano en el contexto del gasto público.

Junto a todo lo que conlleva la encrucijada que vivimos, persisten los problemas de seguridad interna asociados a la delincuencia, el narcotráfico y el terrorismo en la zona sur. Prima un sentimiento de inseguridad en la población, que se proyecta inevitablemente a la actividad económica y al deterioro de las expectativas y de la calidad de vida de los chilenos. Nuevamente: no se trata de atribuir culpas, sino de construir un camino que señale una esperanza para que el pueblo chileno pueda recuperar la tranquilidad que requiere el normal desarrollo de su vida, aún en medio de difíciles circunstancias económicas.

Publicada originalmente en el Diario Estrategia.