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Miércoles 19 de Junio de 2019

Camino al desvarío / Columna del profesor Luis Riveros, decano de la Facultad de Economía, Gobierno y Comunicaciones

Toda democracia necesita acuerdos y disensos entre las distintas miradas, para poder así encauzar las decisiones en un contexto de realismo y efectividad. Una democracia es imperfecta si acaso la oposición a un gobierno es solamente reactiva, y no posee una propuesta de fondo que permita articular un diálogo estableciendo las diferencias y las convergencias necesarias para avanzar. Si no se cuenta con esa oposición, la democracia funciona de modo imperfecto, no hay caminos de acuerdo y las discusiones son absolutamente puntuales y no sobre visiones alternativas de sociedad y país. Eso nos sucede en Chile.

La oposición en verdad no existe, puesto que es más bien sólo un conjunto de políticos que no está de acuerdo con el gobierno, no comparte su filosofía ni apoya sus propuestas por el simple hecho de venir desde un gobierno que no se comparte. El país ha calificado a esta oposición como inadecuada o insuficiente, y dictamina lo que muchos han calificado en distintos modos como una crisis profunda de la vocación de oposición (y de gobierno, a la vez) de los actuales partidos de la ex Concertación y ex Nueva Mayoría. Todo esto en el marco de la mala calificación que en opinión de la ciudadanía merece la política y los políticos, Parlamento incluido, relegados a los últimos lugares en la calificación que otorgan diferentes mediciones.

Parece ser que toda decisión política debe girar en torno a una futura eventual candidatura presidencial, respecto de la cual abundan nombres, más sin contarse con ningún acuerdo sobre qué objetivos se buscarían delineando tal camino; en efecto, nadie sabe de programas y propuestas por parte de una oposición meramente reactiva y sin acuerdos fundamentales ni siquiera con relación a las alianzas a ser establecidas.

Toda esta situación se da en medio de problemas nacionales que permanecen sin resolver, abriendo camino al populismo, como ya lo reseñan las encuestas, porque del punto de vista de los partidos y posiciones formalmente establecidos no existe ningún atisbo que pueda siquiera sugerir una opción de gobierno seria y sostenible. Y ya sabemos que con el populismo habrá camino a un carnaval permanente de medidas visibles y “populares”, pero relegando lo sustancial a un segundo plano, como es la seriedad que requiere diseñar el desarrollo integral del país.

Fuente: Diarioestrategia.cl