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Lunes 4 de Noviembre de 2019

Columna Dr. Escuela de Derecho y Trabajo Social, Prof. Rafael Pastor Besoaín / La Inestable Modernidad Democrática Chilena

En su libro Political Order in Changing Societies, Samuel P. Huntington concluye que no es la ausencia de modernidad la que produce desorden político, sino que los esfuerzos por lograr la consolidación de la misma. Es decir los procesos de modernización democrática no sólo generan bienestar sino que también inestabilidad. De alguna forma todo proceso de desarrollo democrático trae consigo la posibilidad de la inestabilidad.

La Inestable Modernidad Democrática Chilena

En su libro Political Order in Changing Societies, Samuel P. Huntington concluye que no es la ausencia de modernidad la que produce desorden político, sino que los esfuerzos por lograr la consolidación de la misma. Es decir los procesos de modernización democrática no sólo generan bienestar sino que también inestabilidad. De alguna forma todo proceso de desarrollo democrático trae consigo la posibilidad de la inestabilidad.

El rápido crecimiento económico a su vez genera dos efectos a nivel social: bienestar material y frustración. El segundo efecto se gatilla a un ritmo más rápido que el primero. Es lo que Tocqueville llamó la lógica de la frustración relativa: cuanto más mejoran las condiciones objetivas, más aumenta la insatisfacción (o la capacidad de tolerar las diferencias)  y la disposición a protestar o incluso a llevar a cabo una revolución.

Los hechos que hemos evidenciado estos días en Chile son un ejemplo claro de la vinculación hecha por Huntington entre modernidad e inestabilidad. Básicamente estamos enfrentando los efectos de nuestro propio éxito. El crecimiento económico de nuestro país ha conllevado una reducción masiva de la pobreza extrema, pero también el aumento de una clase media aspiracional que posee umbrales de tolerancia frente a las inequidades y desigualdades nacionales, mucho menores que en el pasado. Esto se hace aún más patente en las nuevas generaciones que son justamente el resultado social del desarrollo económico de Chile y sus debilidades. 

Revisa columna completa publicada en Diario La Segunda