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Psicología Social de la ideología y totalitarismo irracional: una revisión

Revisa la columna de opinión del académico de la carrera de Psicología Georg Unger Vergara, Magíster en Psicología Social de la UCEN.

La definición psicosocial de la ideología como conjunto de hipótesis sobre la naturaleza del hombre, el mundo y la sociedad permite entender el problema del totalitarismo como la producción de absolutos.

Este proceso puede asumir una forma irracional, mística, emocional o motivantes y hace posible el totalitarismo como actitud intolerante e impositiva de experiencias, ideas o acciones políticas a otra personas o colectivos.

Sobre el particular Adorno y Fromm construyeron la teoría de que el orden familiar descansa en general en la sumisión a-crítica al poder, y esto genera en ocasiones un tipo de Personalidad Básica que rechaza atender a sus emociones, que desarrolla rasgos sado masoquistas de carácter, que desplaza la agresividad reprimida a grupos minoritarios y que expresa un pensamiento estereotipado y etnocéntrico.

Más tarde M. Rokeach enfocó el problema desde un punto de vista cognitivo. Señala que por debajo de las operaciones cognitivas del individuo existe una compleja estructura mental que expresa rigidez y dogmatismo o, por el contrario, permeabilidad a las opiniones del otro y flexibilidad cognitiva.

A diferencia de ambos enfoques de orden individualista ha surgido más recientemente una teoría que habla del totalitarismo como la articulación de un sujeto y un grupo en un campo socialmente regulado.

La relación entre sujeto y grupo ortodoxo es posibilitada por la “doxa” o “doctrina”  testimoniada por el grupo.

El sujeto ortodoxo no es solamente aquel que acepta ser regulado por un grupo, sino que también lo demanda y en este sentido, su relación con él se expresa en la comunicación de la doctrina más allá de su racionalidad o irracionalidad

En el contexto de las afirmaciones anteriores subyace un conocimiento de la estrategia ortodoxa: aprovechar la disidencia (heterodoxia) como imagen de una amenaza real o ficticia que reproduce al grupo ortodoxo, le da sentido y una trascendencia social.

Estos enfoques del totalitarismo se hacen hoy globalmente y localmente más significativos y serán siéndolo en el futuro.