Los procesos de modernización han afectado todas las áreas de la vida humana. En el caso de nuestro país, la instalación del individualismo y la competitividad como ejes orientadores de la vida social, han generado desconfianza hacia los demás y modificado las relaciones de convivencia entre vecinos, empobreciendo significativamente la vida comunitaria, como lo revela la encuesta realizada por el CESOP.
La gente tiende a desarrollar espacios de convivencia hacia el interior de sus viviendas y fomenta vínculos intramuros con compañeros de trabajo, de estudio y con familiares, reduciendo la interacción con sus vecinos. Por esa razón, sólo el 37% sostiene que confiaría su casa al cuidado de un vecino, observándose mayor disposición en las mujeres y personas más jóvenes.
Para Andrés Llanos "la impersonalidad del mundo moderno hace que la gente privilegie la seguridad de sus viviendas con empresas especializadas y opte por instalar rejas, alarmas, cámaras de vigilancia y desestime la organización vecinal, que no sólo es más económica, sino también más efectiva al generar una vigilancia colectiva"
La encuesta también indagó acerca de la existencia de experiencias negativas o conflictivas con los vecinos, lo cual fue reconocido por el 30% de los encuestados. "Los conflictos son inherentes a la convivencia humana y esta cifra es similar a la registrada en estudios anteriores, obedeciendo a problemas por mascotas, cuidado de jardines y estacionamientos de vehículos, pero no es factor que explique el tipo de relación con los vecinos. Prevalece la apatía e indiferencia con el fin de proteger la vida privada", sostiene el académico de la U. Central.