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Domingo 17 de Enero de 2016

Los misterios que rodean al "Segundo Piso" de La Moneda, el ministerio aparte del Gobierno

Cambio 21

Imagen foto_00000001Lejos de los matices y el aura que rodea a este selecto grupo de asesores, existen analistas que dicen que el departamento en cuestión es un “eufemismo” y que si causa problemas hay que eliminarlo. Otros piden representación de todos los partidos. Como sea, no es recomendable que se hable mucho de él. El debate continúa…

El motivo es obvio: las oficinas están ubicadas en el segundo piso de La Moneda (sector poniente), a un costado del Patio de las Camelias y mirando a calle Teatinos.

Otra cosa: el término suena imponente e indeterminado a la vez, pero se sabe que se trata de una sección que en ocasiones especiales tiene tanto o más poder e influencia que un ministerio o un secretario de Estado producto de la naturaleza de su función.

¿Quiénes pueden acceder a tan exclusivo estamento? Por de pronto, más allá de las cualidades individuales y el currículo profesional, pesa mucho el nivel de cercanía que tengan con el Mandatario de turno, como asimismo el perfil que le asigna el Gobernante.

Por ejemplo, Ricardo Lagos Escobar, sindicado como el fundador de esta instancia al inicio de los 2000, le endilgó un carácter de "gran tonelaje intelectual" al poner como integrantes a Ernesto Ottone, padre del actual titular de Cultura del mismo nombre (ítem estratégico, ejes centrales y sello del Gobierno), y Eugenio Lahera (seguimiento de tareas).

La definición corre por cuenta del analista de la Universidad Diego Portales, Mauricio Morales, que también recordó que en la época de Eduardo Frei Ruiz-Tagle la labor de diálogo interno y reflexión que encabezaron Rodrigo Moraga y Pablo Halpern fue "efectiva". "Si el segundo piso es un estorbo, ese estorbo hay que removerlo", dijo este último a La Tercera.

Por su parte, en su primera administración, Michelle Bachelet combinó experticia política con habilidades comunicacionales y apoyo íntimo. Así nominó a Juan Carvajal como jefe de la Secom, Francisco Javier Díaz (hoy subsecretario del Trabajo) en contenidos, María Angélica "Jupi" Álvarez (actualmente agregada de prensa en Italia) en programación y Rodrigo Peñailillo (ex ministro del Interior) como jefe de gabinete.

Para no ser menos, Sebastián Piñera, tras arribar a Palacio en 2010, mantuvo la corte de "orejeros" en el mismo espacio, pero mezclando capacidades operativas con obediencia ciega.

La jefa del departamento fue María Luisa Brahm (integrante del Tribunal Constitucional hasta marzo de 2022), el redactor de discursos fue Ignacio Rivadeneira (homónimo hijo del fundador de Renovación Nacional), Hernán Larraín (hijo del senador y timonel de la UDI del mismo nombre y de la ex ministra de Vivienda Magdalena Matte) coordinaba el equipo realizador de encuestas y orientaba los temas de imagen presidencial y Carla Munizaga llevaba la agenda.

Por último, en su retorno a la Primera Magistratura, Bachelet priorizó el toque femenino con la abogada Ana Lya Uriarte (ex ministra de Medio Ambiente) como encargada del buque.

Después quedaron la ex ministra Patricia Poblete (hace poco renunció y Eolo Díaz ejerce el cargo interinamente) y Pedro Güell en el área de políticas públicas (ella coordinadora en el seguimiento de temas y él director), Haydee Rojas en calidad de jefa de prensa y Paula Walker en el área de apoyo de organización de actividades presidenciales tras ejercer un año la dirección de la Secom.

Cierra el listado Javier Altamirano y Carlos Maldonado (encargado y subencargado de contenidos), María Eugenia Paris (jefa de producción y programación), Matías Chaparro (director de estudios), Paula Narváez (asesora política de programación) y Claudia Hernández (secretaria personal).

De que lo hay, hay, pero no hay

Lejos de los matices y el aura que rodea a este verdadero ministerio paralelo que constituye el segundo piso de La Moneda, los analistas políticos Eugenio Tironi y Marco Moreno no dudan en definirlo como un "eufemismo".

En diálogo con Cambio21, Moreno afirmó que "es una construcción simbólica que se usa para intentar criticar la acción del Gobierno y de los Presidentes de forma específica. No es más que un grupo de asesores, que es gente cercana a los Mandatarios, que le da un soporte emocional a los jefes de Estado, lo que se llama el apoyo caliente por sobre el soporte frío, los análisis y los elementos para definir temas".

"Es difícil que el segundo piso determine sin que tenga la aprobación o la luz verde de los Mandatarios. Dicho de otra forma, el segundo piso no existe en la realidad", añadió el decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Central.

Tironi, en tanto, apela a la idiosincrasia del chileno, que consiste en no decir las cosas de frente, para señalar que "suena feo referirse de forma directa. Usamos este mecanismo de depositar en otros aquello que no nos atrevemos a decirle a él o a ella".

"Incluso en los tiempos de Allende la oposición manifestaba que el problema del Presidente era que estaba mal asesorado. El segundo piso es una construcción que hemos fabricado para poder disparar sobre el Presidente sin acabar con su halo sagrado", expresó el sociólogo, lobista y ex director de comunicaciones del Gobierno de Patricio Aylwin.

Además, el politólogo de la Universidad de Chile, Alejandro Olivares, agrega que este ítem del Ejecutivo "no es relevante para la ciudadanía".

"Sin embargo, cuando se plantea que el Gobierno no está haciendo bien su trabajo o que tiene algún tipo de déficit de gestión se empiezan a exigir explicaciones respecto al por qué de estos déficits. Y es ahí donde el segundo piso aparece como el eventual responsable de parte de este proceso, lo que los transforma en importantes", destacó para este medio.

"Directo al subterráneo"

Si hubiera que elaborar el listado de problemas que genera la existencia del segundo piso, no hay dudas que el secretismo estaría en el número uno, porque, claro, lo que se habla en privado con el Presidente no tiene por qué saberlo el pleno de ministros, y menos la prensa.

Como reza el refrán popular: "lo que hace tu mano derecha no tiene por qué saberlo tu mano izquierda". O viceversa mejor, para no herir susceptibilidades...

Después viene el cerco que indefectiblemente separa el actuar de los jefes de Estado con el resto del mundo interior, por culpa de la relevancia que adquieren los asesores personales.

Busquemos en la historia reciente: corría mayo de 2012, en plena gestión de Sebastián Piñera, cuando el entonces timonel de Renovación Nacional, Carlos Larraín, descargó su molestia hacia la jefa del segundo piso, María Luisa Brahm, a causa del bajo respaldo que se observaba en las encuestas (24%).

"Cuando digo que pasen desde el segundo piso al 'segundo subterráneo', estoy diciendo que tienen que tener menos influencia, porque si nos atenemos a los resultados, los resultados son malos y nos pasamos tres días del mes explicando los malos resultados en las encuestas", alegaba el dirigente.

"Los asesores, a nosotros los políticos que damos la cara, no nos consultan nada sobre lo que hay que hacer y cómo hacerlo. Yo sólo digo que hay que buscar un enfoque mejorado en la actitud del Ejecutivo: hacer menos anuncios y establecer bien el terreno antes de dar el próximo paso. Si vamos más lento vamos a llegar más lejos", sentenciaba el ex concejal y ex senador.

"Suplantación"

Extrapolado a lo que sucedió recientemente en el impasse entre el ministro Jorge Burgos (DC) y Palacio, se enfatizó -públicamente y desde dentro- que uno de los motivos que provocó que el jefe de gabinete no fuera notificado del viaje a La Araucanía que emprendió la Presidenta Bachelet fue la actitud cerrada del segundo piso, lo que indignó a la Democracia Cristiana, al punto de poner en duda su continuidad en la Nueva Mayoría.

Es más, Carlos Correa, ex director de la Secom, aseguró que los asesores en cuestión están ejerciendo un rol de "suplantación", ya que, a su juicio, "están cumpliendo funciones que son propias de los ministerios".

Comparte el juicio el analista Davor Mimica, quien planteó para esta crónica que "cuando hay personas que se arrojan el derecho de hablar a nombre de la Presidenta de la República, a través de un poder informal, los que además son distintos entre sí, las crisis se tornan bastante inevitables".

"Lo peor -concluye el fundador de Red Liberal- es que se pierde el control de la agenda y ocasiona que estemos hablando sobre los conflictos internos de La Moneda en vez de los soluciones, triunfos y logros que ha tenido el Gobierno. Y eso no ayuda, más bien perjudica su imagen de confianza ante la ciudadanía".

Cuoteo y prescindencia

Si bien los dimes y diretes entre los personeros del Gobierno, la DC y los partidos oficialistas amainaron tras las reuniones de comité político de Palacio y el primer consejo de gabinete del 2016, el debate sobre el rol del segundo piso sigue en pié, más aún después de la exigencia de la falange de poner a uno de los suyos en tal sección.

Hasta se enunció el nombre del ex diputado y ex asesor del ministerio del Interior Exequiel Silva para tal lugar.

Sin embargo, según Marco Moreno, "es una mala jugada de la DC creer que incorporando a un hombre de sus filas las relaciones van a mejorar".

"No se trata de una oficina de gobernantes como la que hay en Estados Unidos, donde los tipos resuelven con lecturas en frío. A Silva lo podrán colocar ahí, pero va a pasar lo mismo que con la ex ministra Poblete: no cambiará la forma en que se comportan los asesores", insistió.

Severo, Pablo Lorenzini, diputado DC, cree que los segundos pisos "no debieran existir" y desdramatiza con la ausencia o presencia de un compañero de sus filas en esta sección.

"Un ejecutivo de una empresa, un miembro importante de una fiscalía, un ministro e incluso un Gobernante tienen asesores, lo otro no se entiende, porque los que mandan están en el gabinete, por supuesto por orden de la Presidenta, y los que votamos somos nosotros. Por eso que tantos consejeros a veces confunden más que ayudan. Está bien su labor de asesorar, pero sin superar las situaciones de mando que no correspondan, como lo es dar instrucciones", comentó.

"Es más importante que nuestros ministros y parlamentarios sean escuchados y que haya más diálogo y más trabajo en equipo", insistió.

En aras de la buena comunicación, el diputado PPD Ramón Farías afirmó que "si fuera Presidente tendría como asesores cercanos a militantes de todos los partidos y sensibilidades".

"Eso me da alguna garantía de que las visiones que voy a exponer serán transversales y amplias en lo operativo", concluyó.

Al parecer, en aconsejar no hay engaño.

No será mucho

A través de un oficio dirigido a Presidencia, los diputados de la UDI Jaime Bellolio y Felipe Ward solicitaron una detallada información la forma en que opera y funciona el segundo piso.

En concreto, los legisladores exigieron la nómina completa de los funcionarios del gabinete, sus contratos, funciones y sueldos, además de sus currículos e informes, estudios y reportes realizados en el ejercicio de sus cargos.

Por último, los dirigentes solicitaron transparencia en los indicadores de gestión, mediciones y evaluaciones de desempeño que se hayan aplicado desde 2014 a la fecha.

Fuente: www.cambio21.cl