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Martes 11 de Junio de 2013

Universidad Central y Chile 21 reúnen a protagonistas del debate sobre la Asamblea Constituyente

La Facultad de ciencias Sociales de la Universidad Central y la Fundación Chile 21 convocaron al Seminario Cambio Político y Experiencia Comparada de Procesos Consituyentes, donde se dieron cita el mundo académico con el político; y se analizaron experiencia de asamblea constituyente de Brasil, Ecuador y Colombia, presentadas por abogados constitucionalistas que fueron parte de la creación de las constituciones vigentes en sus países.

Imagen foto_00000005En la inauguración del encuentro, el rector de UCEN, Rafael Rosell, hizo un recorrido por la historia chilena reciente que da cuenta del concepto de autodeterminación de los pueblos sobre los que se funda la política nacional actual. Indicó además que "gran parte de Chile creyó que el esfuerzo concluía con las reformas constitucionales del 2005. Hoy vemos que no es así en tanto no conocemos un ejercicio constituyente originario y democratizare, como el que exigen algunos grupos de nuestra sociedad".

Rosell añadió que la Universidad Central, "con su sello de liberad y pluralismo, permite ser anfitrión de un debate que reúne a los mejores en el tema y ofrece oír experiencias internacionales y analizar evidencias que son objetó de estudio ineludible en la materia.

Por último, el rector concluyó que "reformulación el sistema democrático en forma pacífica requiere el aporte de la academia y estamos orgullosos de ser parte de aquello".

La conferencia, que dio el marco a los paneles que se llevaron a cabo el 10 de junio, estuvo a cargo de Manuel Antonio Garretón. El sociólogo y , Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, dio revista a varios casos de nuevas constituciones para indicar que "el modelo de asamblea constituyente dio resultados positivos en cuanto fortaleció la hegemonía de visiones progresistas de la sociedad". También dijo que en Chile la necesidad de una nuca constitución "es discutible".

Creatividad para eliminar trabas a la participación

Mientras los juristas latinoamericanos invitados por la Facultad de Ciencias Sociales de la UCEN y Chile 21, Dalmo Dallari, de la U. de Sao Paulo, Brasil; Gina Chavez, abogada constitucionalista del Ecuador; Carlos Gaviria, profesor de Derecho Constitucional y ex presidente de la Corte Constitucional de Colombia y Roberto Viciano, profesor de Derecho Constitucional de la U. de Valencia mostraron medios para hacer una reforma a la constitución, se notaron coincidencias al opinar que la presión ciudadana es el método que fuerza el cambio, “porque las oligarquías no están disponibles para ceder cuotas de poder”, indicó Viciano.

En el panel que conformaron Patricio Zapata, abogado, UDLA; Fernando Atria, profesor de Derecho Constitucional UAI; Giorgio Jackson, del movimiento Revolución Democrática; Carlos Ominami, presidente honorario de Fundación Chile 21, moderados por el director del programa Medioambiente de Chile 21, Patricio Rodrigo se dio cuenta de que si bien “los cambios que ha tenido nuestra Constitución no son para nada cosméticos” (Zapata), “estos cambios no fueron la solución final a lo que se criticaba de la ella. El que contenga un proyecto político no modificable delegitima incluso los aspectos positivos de la constitución” (Atria).

A más de dos décadas de recuperada la democracia en Chile, el debate sobre reforma constitucional, nueva Constitución, y fórmulas como plebiscito y asamblea constituyente ha comenzado a cobrar cada vez mayor dinamismo.

De los círculos especializados saltó a la arena de campaña en las presidenciales del año 2009. De hecho, tres de los cuatro candidatos presidenciales lo tenían incorporado en su programa. Posteriormente, el movimiento estudiantil de 2011 hizo la conexión entre sus demandas más sentidas (educación pública gratuita y de calidad) con la piedra de tope que resultaba la Constitución para su resolución, por cuanto ésta consagra el principio del Estado subsidiario. Es importante recordar que ya el movimiento democrático en contra del régimen militar, por otro lado, lo planteó desde sus comienzos, tomando forma después la idea, fracasada a estas alturas, de intentar modificar la Constitución desde adentro.

A casi dos años del inicio de las movilizaciones sociales, es evidente que se cerró un ciclo político, pero Chile no ha logrado encaminarse hacia la solución de los problemas que hicieron que muchos ciudadanos se volcaran a la calle en una crítica de facto al modelo de desarrollo basado en un Estado subsidiario y crecimiento cuantitativo.

La verdad es que ninguno de los grandes problemas a los cuales el país se ve hoy día enfrentado tiene solución en los marcos constitucionales actuales. Ni la educación pública y de calidad, los problemas del reconocimiento de  la multinacionalidad y multiculturalidad, la efectiva descentralización o las cuotas de género que permitan mayor igualdad de participación en la vida política, por citar algunos ejemplos.

Pero no se trata solamente de la búsqueda de legitimidad de resultados. En materia constitucional, Chile presenta un gran déficit en su legitimidad de origen por cuanto ninguna de sus tres Cartas Fundamentales han sido producto de la deliberación democrática de las grandes mayorías nacionales.  Se suele pensar que, en general, los procesos constituyentes surgen de rupturas institucionales. En Chile, sectores interesados han tratado de asociarlo en forma exclusiva a la experiencia de las repúblicas bolivarianas, lo que es un reduccionismo interesado. Constituciones como la colombiana y la brasileña surgieron, justamente, de procesos constituyentes.

Chile necesita una nueva Constitución, legítima en origen, procedimientos y por tanto en resultado,  En este marco, la experiencia comparada es muy útil para observar cómo, desde distintos países de la órbita latinoamericana, pero también desde otras latitudes, se han desarrollado procesos de cambio constitucional ampliamente legitimados y con importantes grados de participación de la ciudadanía.

En este cuadro, el seminario de la FACSO-UCEN y Chile 21 permitió discutir los fundamentos del cambio constitucional en Chile a la luz de la actual realidad político-institucional, pero también a partir de los distintos elementos que aporta la experiencia internacional en una de sus modalidades: la asamblea constituyente.

Al finalizar el Seminario, el Decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Osvaldo Torres acotó que la Constitución de 1980 aún es funcional a un modelo político deseado por las elites nacionales. “Por esto”, agregó, “es un orgullo dar cabida a este debate desde la vocación de educación pública que tiene la Universidad central, la cual no se rige por grupo religioso o económico alguno”.