Jaime Mois Corona es abogado, integrante de la Primera Sala de Arbitraje Deportivo del Comité Olímpico de Chile y Director del primer Boletín de Water Polo chileno.
Llegó al Coch por invitación de Juan Carlos Cárdenas, secretario general de ese organismo. Se conocieron en un curso de Solidaridad Olímpica de Administración Deportiva. "A él le pareció interesante mi interés por el ámbito deportivo", recuerda Jaime Mois, sobre aquel instante.
Es también entrenador del equipo de Water Polo de la Universidad Central de Chile. Fue seleccionado en educación básica y secundaria en varias disciplinas, entre otras, gimnasia artística, básquetbol y handball. Fue pasando por varios deportes que le gustaron, con excepción del fútbol. Paralelamente, competía por el Estadio Israelita en natación, estilo mariposa.
-Usted, en 1992 fue pre-seleccionado nacional de polo acuático. ¿Cómo llega al polo acuático?
- La Federación Chilena de Natación quiso promover la práctica de water polo e hizo llegar una invitación y fue así como me integré a jugar. Tenía 15 años.
-A su juicio, ¡por qué el polo acuático no se ha masificado?
-Lamentablemente, quienes dirigen la Federación son personas que provienen de la natación clásica. Evidentemente, los mayores esfuerzos en lo económico van orientados a la práctica y masificación de la natación clásica. Entonces, las otras cuatro disciplinas que son polo acuático, nado sincronizado, aguas abiertas y saltos ornamentales, reciben recursos insuficientes, sobre todo para el polo acuático y el nado sincronizado que son deportes colectivos.
-¿Y cuál es la solución?
Es algo que se pretende cambiar a corto plazo, a través de la incorporación de nuevas asociaciones especializadas en el área del polo acuático, el nado sincronizado y saltos ornamentales. En estos momentos tenemos el Club Deportivo Octopus de Santiago y el Club Acuático de Maipú, clubes para formar la Asociación. Estamos buscando un tercer asociado para crear la primera asociación nacional de polo acuático.
El vínculo entre el Derecho y el Deporte
En 1994 ingresó a estudiar Derecho en la Universidad Central de Chile, egresando en 2000. Como abogado ha estado igualmente vinculado a las prácticas deportivas, en su calidad de juez del Comité Olímpico de Chile y como ex asesor jurídico de Chiledeportes. "Mi trabajo en Chiledeportes fue hacerme cargo de un programa llamado "Corporaciones Municipales de Deportes", que tenía por objeto introducir este producto en las municipalidades con el propósito que lograran gestionar, a través de la empresa privada, la obtención de recursos para el deporte. El programa fue un éxito, obteniendo más del 100% de cumplimiento de la meta institucional", señala Jaime Mois.
Desde 2008 forma parte del Comité Olímpico de Chile y fue designado por el pleno de las federaciones nacionales para integrar el Tribunal de Honor. Es secretario de la 1º Sala de Arbitraje Deportivo. "Soy ministro de fe. La Sala de Arbitraje dirime los conflictos que se pueden producir entre las federaciones y los deportistas, entre el Comité Olímpico de Chile y las federaciones", comenta.
-¿Qué tipo de casos están investigando actualmente?
Por ejemplo, nuestra Sala está investigando una denuncia efectuada por el Comité Olímpico en contra de la Federación Chilena de Gimnasia por presuntas anomalías en la inscripción de deportistas en competencias en el extranjero, como ocurre con el gimnasta olímpico Tomás González por no inscribirlo en los torneos internacionales de Stuttgart (2009), París y Moscú (2010).
-¿Cómo ha sido la experiencia de pertenecer al Comité Olímpico de Chile?
Una buena experiencia que ha significado un gran crecimiento personal y profesional. Además, es una enorme oportunidad desde el punto de vista histórico, porque el Coch ha iniciado desde hace años una gestión modernizadora en el deporte chileno, que se traduce en una mejor y destacada participación de deportistas en campeonatos internacionales. El rol que cumple este Comité, que tiene carácter jurídico, es importante porque el dirimir los conflictos que se producen en las entidades deportivas permite que el atleta se dedique a lo suyo, que es competir y no se involucre en conflictos jurídicos que se generan entre las altas ramas de la dirigencia deportiva.
-¿De qué manera consigue entrelazar el Derecho con el deporte?
Egresé de la Universidad Central con una formación integral y sólida que me permitió insertarme en el ámbito laboral como abogado. Sin embargo, me di cuenta que perfectamente podía trabajar en el área del deporte, que es un sector que no está lo suficientemente explotado.
-¿Por qué decidió estudiar Derecho en la UCEN?
Me gustó la Central porque es una universidad pluralista y laica, además de tener excelentes referencias en relación a su cuerpo docente. De la Central guardo el grato recuerdo del trabajo en equipo y compañerismo que se daba en las aulas, con amistades que aún conservo. Los profesores eran muy estrictos, tenían una fuerte tendencia al servicio social y ético del abogado. Esta severidad se ve plasmada hoy en los excelentes abogados que inundan los pasillos de tribunales y entidades de gobierno.
-En la actualidad, está a cargo del taller de polo acuático de la Universidad Central de Chile. ¿Qué siente al volver a la Universidad, pero ahora, como instructor?
Es una experiencia reconfortante y que me llena de satisfacción. He tenido varios alumnos que estudian Derecho y que, entre sus planes, también está el ligar, a futuro, su profesión con el deporte.
-¿Cuáles son sus planes a futuro?
Mis planes a corto y mediano plazo son seguir perfeccionándome en el área del derecho del deporte y continuar, de esta manera, promoviendo esta rama. Comencé el año pasado, por ejemplo, a dictar un Taller sobre el Derecho del Deporte. Además, cursé un diplomado en docencia universitaria.
En el mediano plazo quiero ver la posibilidad de estudiar fuera de Chile y aplicar los conocimientos adquiridos en la gestión privada y pública.