Lunes 15 de Diciembre de 2014
Por.- Samuel Fernández, académico Facultad Ciencias Jurídicas y Sociales.
Si la Corte acoge la excepción de incompetencia preliminar en el juicio previo, luego de los escritos y alegatos orales por hasta dos años, Chile “gana” y Bolivia debería llevarse la Memoria que presentó, para la casa. Si se declara competente, o decide pronunciarse al respecto en la sentencia final (opción más probable), según Bolivia, Chile habrá “perdido”. Sin embargo, sólo se rechazaría un recurso anterior al caso de fondo, de otros cinco años, que en nada compromete el fallo definitivo e inapelable. En el tiempo intermedio, Bolivia intensificará la campaña comunicacional, con acusaciones de toda clase, y Chile sólo reaccionará. A pesar de nuestra prioridad por Latinoamérica, abundan los apoyos regionales a Bolivia. Un tema paralelo, que más allá de sus alcances políticos, no incide en la Corte, pues resuelve jurídicamente.
He opinado antes que frente a una controversia internacional, en la que Bolivia insiste desde hace 130 años, y Chile niega, porque no hay asuntos limítrofes pendientes, definitivamente resueltos en 1904; en variadas oportunidades se ha procurado atender su aspiración marítima, mediante imaginativos ofrecimientos, corredores o negociaciones, sin resultado. Con ellos, indirectamente hemos reconocido que dicha controversia persiste. La Corte, creada para resolver aquellas materias jurídicas, difícilmente la rechazará. Aunque sin capacidad para modificar el Tratado Limítrofe, libremente consentido por las partes. En consecuencia, sólo podría instarnos a concluirla, o proseguir negociaciones, sin imponernos, ni el método, ni la solución. Si así fuere, Chile no “perdería” ni Bolivia “ganaría”. Todo quedaría entregado a la voluntad de ambos. Como siempre ha sido.