Jueves 15 de Enero de 2015
Por.- Samuel Fernández, académico Facultad Ciencias Jurídicas y Sociales
Un ataque también a los ideales de la civilización, en un contexto cada día más marcado por las corrientes extremistas del Islam, y que se materializa en las acciones sanguinarias del autoproclamado Estado Islámico, en Siria e Iraq; así como por movimientos afines en Nigeria, Yemen y otros países. Una desgraciada realidad que se extiende y prolifera con mayor frecuencia día a día, y donde el objetivo es eliminar de cualquier manera a sus oponentes, sea por participar en acciones militares contra ISIS, contener los terroristas de Al Queda, practicar otras religiones, igualar los derechos de mujeres o niños, propiciar la tolerancia y libertades esenciales, y hasta difundir simples caricaturas, que pueden costar la vida a responsables o inocentes. Es decir, el fanatismo extremo en su más alta expresión, y contra el cual no caben razonamientos ni la defensa de la vida.
El mundo ha reaccionado justamente con alarma e indignación, y el terrorismo ha logrado así lo buscado. El amedrentar y producir pánico generalizado, ya que ningún país y ninguna sociedad está libre de ser atacada, pues el motivo central de hacerlo, es justamente el pensar de manera diferente, y lo más grave para esos criminales, no someterse a ellos. Una nueva realidad que parecía reservada a tierras lejanas o acostumbradas a excesos y violencias propias de un deficiente desarrollo, plagado de injusticias. Francia, por desgracia, se suma a los ataques sufridos por Estados Unidos, Gran Bretaña, y España, por citar los más significativos, y presumiblemente por propios ciudadanos; a pesar de los múltiples esfuerzos preventivos y colectivos que han logrado evitar algunos más. Sin olvidar aquellos que proliferan en África, el Mundo Árabe o Asia, aunque muchos profesen las mismas creencias, pero sin posiciones extremas.
Se ha cumplido una orden mortal contra unos dibujantes satíricos, pero no se han eliminado ni los fundamentos de la libertad de pensar ni el humor, que tanto temen.