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Sabado 20 de Septiembre de 2014

Vlado Mirosevic: “En nuestras aulas estamos formando hoy a los encapuchados de mañana”

El titulado de Ciencia Política de la Universidad Central dijo a La Segunda que "Ojalá la Presidenta Bachelet no termine entrampada en una discusión de economistas sobre la educación"

Imagen foto_00000003Es, junto a Camila Vallejo, uno de los integrantes más jóvenes de la nueva camada de legisladores que este 11 de marzo llegó al Parlamento. Vlado Mirosevic Verdugo (27), presidente y fundador del Partido Liberal, se define como "un liberal plebeyo y provinciano". Ocupa una oficina próxima a la de sus compañeros de generación, la denominada bancada estudiantil, con la que dice compartir la voluntad de renovar la práctica política.

Ariqueño de origen, estudió Ciencias Políticas en la Universidad Central y un magíster en Periodismo Digital en la Universidad Mayor. A una rauda trayectoria como dirigente estudiantil secundario, le siguió el rol de director del diario electrónico ariqueño El Morrocotudo, pionero de la prensa digital en regiones y origen de la red de diarios ciudadanos Mi Voz, a la cual se han afiliado medios nacidos en 14 localidades del país.

Realizó su primer intento por llegar a la Cámara a los 21 años, como militante de Chile Primero, partido liderado por el entonces senador Fernando Flores. Representando a esa tienda postuló en 2009 por el distrito 19 (Independencia, Recoleta), donde obtuvo el 5% de los votos y una red de entusiastas adherentes que crearon el grupo de Facebook "Yo quiero pololear con Vlado Mirosevic", proclamándolo "el candidato más guapetón" de esa contienda. Su relación con Flores se rompió -dice- cuando éste intentó ingresar al gobierno de Sebastian Piñera.

En 2013 y, ya como presidente del Partido Liberal fundado por él, postuló a la Cámara representando a su región de origen. Por los misterios del binominal fue electo con el 21,25% de los votos, evitando el doblaje de la Nueva Mayoría y la elección del candidato de la Alianza.

Ni derecha ni izquierda

-Al fin diputado... ¿Los liberales son de derecha o de izquierda?

-Ninguna de las anteriores. Prefiero distinguir entre liberales y conservadores y entiendo que estos últimos están tanto a la derecha como a la izquierda del espectro político. En la derecha rechazo su autoritarismo en lo político; su conservadurismo en temas valóricos, expresivo de una cultura confesional; y su neoliberalismo en lo económico. Tampoco participo de la cultura marxista. No soy un anticapitalista y creo que en Chile cierta izquierda es muy conservadora.

-¿Qué "conservan", según Ud. esos conservadores de izquierda?

-Hay una izquierda que no asume los grandes temas de la libertad individual, como el aborto, la eutanasia o el matrimonio igualitario en parejas homosexuales, por ejemplo. Apoyo el aborto terapéutico pero, en un sentido más amplio, respaldo el derecho de las mujeres a elegir la maternidad como parte de su libertad individual. Presentaré un proyecto de eutanasia, porque creo en el derecho a elegir una muerte digna, respaldo el matrimonio igualitario, y no veo razón para que una pareja del mismo sexo no pueda adoptar un niño. Parte importante de la izquierda teme decir públicamente que está a favor de esos temas, que son hoy parte del consenso civilizatorio mundial, por temor a perder votos. Mi generación impulsará estos cambios culturales sin temores ni gestos hacia la galería.

Sostiene que de joven percibió la política como una práctica "secuestrada por una generación. Admiré la lucha por recuperar la democracia y en ese sentido siempre me sentí próximo a la Concertación. Pero sus partidos no me parecían espacios donde me pudiera desarrollar ni reconocí su presencia en las organizaciones en que me formé".

Se siente parte y en cierto sentido pionero del movimiento que dio origen a la "protesta de los pingüinos" en 2006, valiéndose de las redes como espacio de coordinación para ese movimiento en pro de la calidad y gratuidad de la educación:

"Las protestas se organizaban por blog y fotolog -recuerda- y ese es el paso desde la conversación vertical, donde alguien da la instrucción y otros obedecen, a una conversación horizontal y de redes, que anticipó El Morrocotudo. Redes donde no había un líder y lo que convocó fue el acuerdo construido colectivamente, que significa distribuir el poder. Soy hijo de esa generación y nos gusta mucho más una sociedad en que el poder se distribuye y donde la ética tiene que ver con esa horizontalidad, cambio que es reflejo de un proceso mundial".

Formar encapuchados

Drásticamente crítico del modelo educativo actual señala: "Más o menos el 50% de los chilenos no votan. En los 90 el Presidente Frei retiró de los programas la Educación Cívica y bajo sucesivos gobiernos de la Concertación se han reducido horas de Filosofía, Artes y Música. Nos orientamos a una educación que busca llenar las cabezas con conocimientos y técnicas, para producir resultados medibles a través de PSU y SIMCE... No estamos formando ciudadanos".

-¿Y la reforma educativa en curso?

-No hay que creer que el tema de la educación se resuelve con plata. Piñera creyó que le estaban diciendo: "Rebájeme el CAE y me quedo callado" y lo que la calle gritaba es algo que Humberto Maturana entendió muy bien: 'Ellos no están peleando por la educación -dijo Maturana- ellos nos están diciendo que la sociedad que les están heredando sus padres no tiene mucho sentido'. Ojalá que la Presidenta Bachelet no termine entrampada en una discusión de economistas sobre la educación", concluye.

Dice que la pregunta clave es: "¿Para qué estamos educando? ¿Para qué propósito y qué mundo? La educación centrada en el SIMCE y en el conocimiento es adecuada para un mundo industrial que se acabó. La falta de un proyecto colectivo de país nos lleva a formar hoy, en nuestras aulas, a los encapuchados del futuro".

-¿Culpa al Gobierno del actual clima de violencia?

-En absoluto y no es este tiempo de sacar cuentas chicas. Se debe imponer el espíritu republicano y respaldar al Gobierno. Más allá de los bombazos, nos hemos vuelto una sociedad muy violenta y recién nos preocupa el tema cuando, desde afuera, otros nos muestran cómo nos ven. Hay que reflexionar más, agredirnos menos y buscar colectivamente soluciones, en lugar de sacar ventajas políticas pequeñas de la contingencia en un debate político sin solidaridad ni sentido.

Fuente: http://bit.ly/1oapYL0

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