Venezuela

Señor director:

Desde que en 2011 se comenzó a especular sobre la salud de Hugo Chávez, surgieron dos cuestionamientos: el primero sobre la estabilidad política de la democracia en Venezuela, y el segundo sobre su legado político y económico.

Al no haber un claro liderazgo de recambio tras su muerte, los diversos reclamos desde la oposición e interpretaciones de la Constitución en momentos de crisis dan espacio a una discusión política y académica sobre la calidad de la democracia en el país caribeño, así como sobre el tipo de democracia que requiere América Latina.

Aun cuando la Constitución Política venezolana establece claramente los procedimientos de sucesión, para el chavismo está en juego el legado de su líder y su proyecto; mientras para la oposición, la apuesta por un cambio político, pues nunca han estado tan cerca de ganar las elecciones como con Henrique Capriles en 2012. Esto tensiona fuertemente la institucionalidad democrática, pues esta elección define el camino de Venezuela después de Chávez. La figura de Nicolás Maduro, como presidente y candidato -así como los reclamos de la oposición dan cuenta de esta tensión.

Un segundo ámbito de discusión será la capacidad del chavismo de dejar su legado (proyecto bolivariano, Alba) más allá de las fronteras.

Importantes autoridades acompañaron al pueblo venezolano en la despedida a su presidente. Evo Morales aparece como el líder que debiera tomar la posta y seguir el camino trazado, lo que también se relaciona con la vinculación existente a nivel hemisférico y con el tipo de relación que se establecerá con EE.UU. Ya veremos qué sucede luego del 14 de abril, fecha señalada para la elección presidencial.

Pamela Figueroa Rubio
Directora
Escuela de Ciencia Política, U. Central de Chile

Esta columna de opinión fue publicada originalmente en el diario La Tercera  en el enlace http://papeldigital.info/lt/2013/03/12/01/paginas/032.pdf