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Viernes 25 de Enero de 2013

“Un publicista, hoy, puede trabajar en 50 diferentes categorías de industrias vinculadas a la comunicación”

Carlos Núñez, el director (i) de la Escuela de Publicidad, asegura que los nuevos profesionales tienen la oportunidad de ser pioneros de los cambios en el paradigma comunicacional.

Imagen foto_00000007La creatividad es parte esencial de la Publicidad, pero para Carlos Núñez, recientemente nombrado director interino de la carrera, la creatividad se ha convertido en elemento cualitativo de los procesos comunicativos y no debiera quedar sólo enmarcado a la profesión de publicista. Sobre todo, cuando las necesidades del área comunicacional han cambiado, abriendo nuevos horizontes para los recién egresados.

En su experiencia laboral, que incluye 20 años en docencia en escuelas de publicidad y doce como creativo de la agencia multinacional JWT, ha visto de cerca los cambios sociales gracias al rápido acceso a la información. “La sociedad que conocemos está volviéndose cada vez más digital, virtual, personal y móvil (lo que está cambiando por completo los puntos de contacto y la mecánica de nuestra comunicación), por lo que muchas marcas están dejando atrás sus pecados de lesa humanidad capitalista para adoptar visiones de largo plazo basadas en la comunión de intereses y la sustentabilidad de sus proyectos. Con esto, se puede entender porqué todos los publicistas mayores de 25 años, que no han actualizado paradigmas estén obsoletos”, indica.

Habilidades blandas

Para los estudiantes que hoy optan por la carrera de Publicidad, las características que desarrollarán y les serán útiles durante el ejercicio de la profesión no se miden en los actuales mecanismos de selección universitaria, “un estudiante con 450 puntos en la PSU, tiene la misma oportunidad de triunfar que uno que obtiene 700”, sostiene el director (i) Núñez, enfatizando que “una de las ventajas que tiene esta carrera es que los conocimientos de la educación básica y media son sólo una parte de lo que finalmente te modelará como publicista”. Durante la formación de los estudiantes en la Escuela de Publicidad, están presentes los conceptos fundamentales, pero se invierte mucho tiempo en identificar y desarrollar habilidades blandas y recursos interpersonales. “La interpretación de la conducta humana se vuelve central, por lo que la observación y la capacidad de identificar patrones específicos de comportamiento, son algunas de las habilidades a entrenar en este proceso”, afirma.

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Estudiantes durante el ejericio creativo La Juguera.

Así, se potencian o subliman cualidades y/o “defectos” de personalidad que no tenían espacio en la educación media. “Se trata de desarrollar otras competencias: una chica conversadora potenciará su capacidad de venta, un alumno ‘volado’ descubrirá su perfil creativo cuando conozca métodos para canalizar y sistematizar sus ideas, y un tipo hiperkinético empoderará su fortaleza ejecutiva. La materia prima con la que trabajamos es el sentido común, la capacidad de observación, las habilidades sociales, la facilidad de expresión, el vuelo poético, las habilidades artísticas de todo tipo y las ganas de reinventarse”, ejemplifica Núñez.

“Creo que nunca antes estudiar Publicidad había sido tan atractivo”, agrega, destacando que durante 30 años, las escuelas de publicidad formaron marketeros o creativos para agencias de publicidad, marketing directo y productoras pero, “hoy, un publicista egresa y puede encontrar trabajo en 50 categorías distintas de industrias vinculadas al mundo de la comunicación. La profesión se ha híper-especializado y diversificado en nuevos tipos de trabajo que no existían hace un par de años y que recién comienzan a definirse en las descripciones de cargo de las bolsas de trabajo de Zappinglatam o Latinspots, por dar un par de ejemplos”.

Núñez afirma que la Escuela de Publicidad de la Universidad Central se hace cargo de esta realidad, con una malla curricular que forma parte de una línea editorial que tiene como objetivo buscar un entendimiento compartido en tres áreas de acción: El upgrade desde el publicista tradicional hacia el profesional capaz de innovar a través de la generación de contenidos enfocados en los intereses del target y habilitado para ‘gerenciar’ la opinión de una audiencia; un reenfoque hacia contenidos y metodologías activas tendientes a privilegiar el acompañamiento en los procesos (mentoring), más que la evaluación de productos, y la formación de publicistas integrales, habilitados con metodologías profesionales para la auto gestión de su potencial individual y grupal, en la generación de estrategias y de creatividad.

 

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