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Miércoles 23 de Abril de 2014

Terremoto en el norte: ¿y los inmigrantes?

Terremoto en el norte: ¿y los inmigrantes?

Daisy Margarit Segura.

Desde la noche del 1 de abril, la sociedad chilena ha vuelto a recordar la catástrofe vivida por un terremoto el año 2010.  Aquella noche la ONEMI informó que el territorio, entre las regiones de Arica y  Antofagasta, estuvo afectado por un sismo magnitud 8.3 Richter. La noticia nos ha conmovido a todos; las imágenes en televisión de las familias damnificadas dan cuenta de la dimensión del terremoto. Se observan viviendas muy dañadas;  familias afectadas por el riesgo de derrumbes en la comuna de Alto Hospicio; niños junto a sus padres y abuelos durmiendo en carpas a la intemperie por miedo a las réplicas.

Ante un panorama de catástrofe, los chilenos actuamos con solidaridad, aunque reactiva, ante hechos puntuales. Ya lo fue para el 27F o para unirnos ante el accidente de los 33 mineros y ahora ante el gran incendio de Valparaíso.   La solidaridad  siempre emerge en las acciones cotidianas hacia los que más lo necesitan. Se organizan campañas de ayuda, los voluntarios viajan a las zonas de catástrofes a distribuir la ayuda, sin embargo, en el terremoto del norte, existe un grupo de personas que no están visibles en las ayudas solidarias de la sociedad civil; no son un foco de atención para nosotros los chilenos; ellos son los inmigrantes residentes en las ciudades afectadas por el terremoto.

Los inmigrantes son nuestros vecinos. Desde hace unos años en las regiones del norte de Chile muchos residentes  inmigrantes conviven a diario con los chilenos. Ellos trabajan, sus hijos asisten a los colegios, han generado micro emprendimientos a través de los negocios de comestibles en los que venden productos típicos de sus países de origen;  se han insertado, en algunos casos con mucha dificultad en la sociedad chilena.  Podemos afirmar que ya son  parte de nuestra cotidianeidad.  La presencia de ellos es notoria, los inmigrantes son reconocidos cuando  surgen los conflictos, cuando  los vecinos  sienten que han perdido espacios en los barrios y han sido desplazados por los nuevos residentes. Sin embargo, hoy, ¿qué ha pasado con ellos? Ante un problema que atañe a las comunidades  que han sido afectadas por el terremoto,  que no distingue entre chilenos y extranjeros, los inmigrantes permanecen invisibles, no existen.

A partir de un estudio del Departamento de Extranjería y Migración del Ministerio del Interior, se señala que de acuerdo a las cifras del CENSO (2002) y al registro de permisos de residencia otorgados en Chile (2010), las regiones de Arica y Parinacota  concentran un 3,22%  de población extranjera, mientras que la regiones de Tarapacá un 5,81%  y la de Antofagasta un 5,96%, lo que corresponde a un volumen aproximado de población de 52.844 inmigrantes residentes en estas regiones de Chile que provienen de países vecinos, peruanos, bolivianos, pero también existe un grupo importante de colombianos.

Esta cifra no es menor. Las regiones del norte junto con la RM, concentran el mayor contingente de población extranjera. No obstante ello, pareciera que en la actualidad no están para las acciones solidarias de ayuda a los damnificados del terremoto, y más allá del ámbito de acción de la sociedad civil, la pregunta que nos cabe es:  ¿tienen derecho a las ayudas del Estado?

Por cierto la respuesta debiera ser siempre  “sí”; los sujetos inmigrantes no importando su condición de documentados o indocumentados, tienen derechos. Ellos deben acceder a todos los beneficios que entrega el Estado Al igual que los chilenos, han sufrido un terremoto; las necesidades de habitabilidad son prioritarias; por ello, deben ser incorporados a los catastros de emergencia que están haciendo los municipios.

El imperativo ético y social es que accedan con igualdad de oportunidades al igual que cualquier ciudadano  a los programas de emergencia que se están implementando y a los que están en la red de protección social, cualquiera sea su condición sólo  así  podremos afirmar con fuerza que Chile tiene una sociedad  que avanza, con acciones concretas, en disminuir la desigualdad. Que no importa la condición de  residencia (documentados o indocumentados) de los inmigrantes, para ser parte de este anhelo; las catástrofes naturales no distinguen, nos afectan a todos.

*Daisy Margarit es Directora de la carrera de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias sociales de la Universidad Central. Doctora en Sociología y Master en sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona. Licenciada en Trabajo Social y Magíster en Desarrollo Urbano de la Pontificia Universidad Católica de Chile.