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Representantes del Centro de Atención a Víctimas de Violencia Sexual acudieron a la Segunda Jornada en Violencia de Género

Las expositoras del encuentro organizado por la Universidad de Género y Diversidad hicieron la distinción para referirse no solo a las mujeres, sino también a cuerpos feminizados, destacando la violencia “correctiva” hacia lesbianas y mujeres trans.

 Imagen foto_00000007Soledad Gómez, coordinadora del Centro de Atención a Mujeres Víctimas/Sobrevivientes de Violencia Sexual de la Región Metropolitana (CVS), estuvo en la “Segunda Jornada en Violencia de Género”, organizada por la Unidad de Género y Diversidad de la Universidad Central, donde comentó que en los últimos 10 años, 12 mujeres cada día y 1 hombre han sido víctimas de violación. 

“El 68% de los perpetradores de agresiones sexuales, son conocidos y familiares, lo que incrementa la tardanza en la denuncia. El 77% de las mujeres que declara haber sido víctima de violencia sexual, aún no lo denuncia, siendo los principales motivos el miedo (33%), la vergüenza (21%) y no considerar el suceso lo suficientemente serio para denunciarlo (22%)”, detalló Soledad Gómez.

Según la coordinadora del CVS, la violencia sexual tiene relación con los mandatos culturales y la dominación masculina. El abuso es una forma de control y dominio, como lo es ver el cuerpo como territorio de conquista. Por ende, llama a no patologizar a los agresores, sino a entender sus conductas como propio de la cultura y sociedad patriarcal y machista en la que nos encontramos.

La capacitación, además de brindar un marco general para comprender la violencia de género, profundizó en la violencia sexual y proyecto de vida, donde se valora el empoderamiento de las mujeres. “La reparación no está solo dada por la terapia, sino que parte desde la primera acogida y también por la legitimización de su vivencia”, dijo Soledad Gómez. A su vez, la abogada del centro, Janeth Janes, abordó la normativa nacional e internacional en estas materias, promoviendo un enfoque de derechos humanos y, por sobre todo, poniendo como foco el bienestar y las necesidades de la persona sobreviviente de agresión sexual.