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Lunes 12 de Agosto de 2013

Reinaldo Tan: ¡Debemos tener una educación universitaria de calidad!

Imagen foto_00000016Por: Reinaldo Tan Becerra, Coordinador de Aseguramiento de la Calidad de la FACSO/UCEN.


¡Debemos tener una educación universitaria de calidad! Quién no está de acuerdo con esta afirmación. Es de pleno sentido común. Pero la pregunta es relativamente nueva en nuestra sociedad, más aún en cuanto a la existencia de un sistema que la haga objetivable, y con ello observable, medible, controlable y, finalmente, perfectible.

La pregunta por la calidad del sistema universitario chileno tiene historia. La discusión era prácticamente inexistente a inicios de los '80, cuando era considerado sin dudas un sistema de calidad en un contexto nacional y global donde la cuestión por el aseguramiento de la calidad (qué garantiza que sea de calidad) era casi nula: las universidades, por ser tales, eran de calidad. Pero el vínculo entre universidad y sociedad se problematizó. En los '90 asistimos a un crecimiento acelerado del número de universidades en Chile y, con ello, a un creciente acceso de segmentos de nuestra sociedad que jamás habían considerado la posibilidad que ellos o sus hijos accedieran a éstas. Claro indicador de esto es el aumento de la población estudiantil universitaria, hoy cercana al millón cien mil personas, lo cual dista del medio millón de estudiantes del 2000 o de los cien mil de los '80. Este proceso de crecimiento acelerado fue acompañado de una multiplicación de la oferta universitaria en el país; y de cambios significativos en la sociedad: retoma del régimen democrático acompañado de una creciente penetración de las lógicas del mercado a todo nivel en nuestra sociedad.

En este marco emergió la pregunta ¿Qué me da garantías que tal universidad es de calidad? Las respuestas basadas en la tradición de largos años de existencia y el viejo prestigio ya no eran suficientes. ¿Quién asegura que las universidades viejas, jóvenes y recién llegadas a ser parte del sistema universitario son de calidad? La respuesta del Estado chileno emergió recién en 1999 con la creación de la Comisión Nacional de Acreditación de Pregrado (CNAP), hoy Comisión Nacional de Acreditación (CNA-Chile); y a partir del 2006, con la ley 20.129, que da inicio al Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior, instalando el actual sistema de acreditación que rige la educación superior.

La prueba más dura que ha sufrido este joven sistema fueron las acusaciones, confirmadas, de entrega de acreditaciones a cambio de dinero por parte de altas autoridades de la CNA-Chile. Golpe que puso en jaque al sistema de calidad, y con ello en cuestión a las acreditaciones ya entregadas. Para beneficio de todo nuestro sistema universitario, estos lamentables hechos redundaron en un mayor rigor en la aplicación del actual sistema, revisión profunda de éste y propuesta de un nuevo sistema de calidad universitario, el cual se encuentra en trámite legislativo. De este modo el modelo vigente salió, no sin heridas, de una crisis que puso al borde del abismo la confianza en todo el sistema universitario chileno.

Verificar y garantizar calidad, acreditar, es una tarea de alta complejidad, más aún en sistemas educativos universitarios. Nuestro actual sistema evalúa la calidad de nuestras universidades en paralelo al de sus carreras de pre y posgrado, a través de la coherencia de cada uno con su propio proyecto mediante sus mecanismos de autorregulación, aseguramiento de la calidad, y pertinencia conforme cada comunidad académica y profesional.

Esto tiene ventajas y desventajas. A pesar de todo, el mecanismo existente posibilita mayores niveles de transparencia tanto en las universidades como en sus carreras, aspecto fundamental para su mejora y perfeccionamiento continuo, abriendo la posibilidad de comparabilidad interna como externa de nuestros programas, lo cual va más allá de la acreditación.

La acreditación es, sin duda, un paso fundamental para dar cuenta tanto pública como internamente de la calidad universitaria entregada a los estudiantes, y con ello de la comunidad universitaria que lo hace sustentable. Es el piso.

Como Facultad de Ciencias Sociales, y como Universidad, no pongo en duda nuestras capacidades para responder a los desafíos de acreditación, pero esto es claramente más que dar garantía base de lo que hacemos en nuestras escuelas. Es un compromiso ético con aquellos que han confiado en nosotros la realización de sus proyectos vocacionales, de ofrecer calidad en todo lo que hacemos en el marco de una comunidad universitaria.

Estos últimos son los desafíos más grandes que tenemos, instalar una cultura de calidad, en cada una de nuestras áreas de trabajo y posibilitar la generación de una comunidad universitaria que sea vista más que como una prestadora de servicios de formación universitaria, como una casa de formación superior de la cual todos sus integrantes son parte y como tales son corresponsables de construir, permanentemente, una Universidad de calidad.



Imagen foto_00000017Reinaldo Tan Beccera es licenciado en Sociología, titulado en la P. U. C. de Chile, diplomado en Ciencias de la Religión por la U. de Chile y Magíster en Estudios Sociales y Políticos Latinoamericanos por la U. Alberto Hurtado. Integra el Comité Editorial de las revistas Encrucijada Americana de la U. Alberto Hurtado y Temas Sociológicos de la U. Católica Silva Henríquez. Es parte de la Asociación de Cientistas Sociales de la Religión del Mercosur e integrante de la directiva del Colegio de Sociólogos de Chile. Se desempeña como Coordinador de Aseguramiento de la Calidad de la FACSO/UCEN, donde dicta la cátedra de Metodología de la Investigación I en el Plan Común e imparte el Taller de Tesis de Religión y Sociedad, para Psicología.

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