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Miércoles 5 de Abril de 2017

Patricia Guerrero: ¿Cómo vivir cansada de Chile?

Patricia Guerrero Morales. Psicóloga y académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Central.

Luego de varias columnas sobre gente que vuelve del extranjero, me animo a escribir una columna con la experiencia de investigadora feminista de más de 40 años. Yo partí con la familia a estudiar a Francia y me moví por varios "países occidentales". Creo que solo en Canadá me sentí que no estaba en cuestión. Es que en mi piel y mis rasgos se inscribe la discriminación. Parezco Pakistaní, Marroquí, Turca, Sudaca, según el país desarrollado donde me encuentre. En Chile solo fui la "negra" y para muchos simplemente "fea" (desgraciadamente eso no ahuyentó del todo el acoso callejero). Pero si ando mal vestida (en buzo y zapatillas), me persiguen en los supermercados. Pese a todo volví a mi país al que miro con una cierta distancia y también con cierta ternura.

Mi pregunta llegando a Chile fue ¿Cómo tener más de 40, vivir en Chile, ser profesional y tener hijos/as?

En Chile, el problema de la clase media y la clase media alta es que "El ideal es la norma" como dice el libro de Marie Anne Dujarier que lleva el mismo nombre. La sociedad neoliberal madura chilena nos propone que todos debíamos dar al máximo y que eso es lo "normal". La mujer no escapa a eso y quiere ser "la mejor". Cada renuncia al ideal es vista como un fracaso.

Y se lo traspasamos a nuestros hijos e hijas porque nos han confiscado en el mundo privado aunque trabajemos e incluso ganemos plata. Y las que no están en el mundo de la casa, lo viven con culpa o lo viven acosando a otras mujeres para que vivan el mismo desarraigo familiar que ellas sufrieron para llegar a la posición que tienen.

Frente a este escenario, existen historias, que yo he recopilado como investigadora, de muchas mujeres que han sobrevivido al sistema chileno. Y todas y cada una de sus acciones pasan por cuestionar este ideal de mujer ("normal") y de darse un espacio para pensarse situada en un contexto, en un trabajo, en una sociedad, en una ciudad y en un barrio.

La primera cosa es la renuncia a ser la madre ideal. En Chile, la maternidad pasa mucho por la performance que uno haga en el colegio. Pídale a la profesor/a que integre a su pareja, a sus padres o a las personas que le ayudan en el cuidado de los niños y niñas en las demandas. Si usted lee y es profesora, por favor ayúdenos a las madres trabajadoras que no alcanzamos a cumplir con todo.

Revise de dónde vienen los imperativos de ser tan buena madre y aproveche de perdonar a su propia madre. Por otro lado, haga responsable a más gente de sus tareas, los niños y niñas deben ayudar en la casa y la pareja debe hacer tareas en función de su tiempo y no de los roles de género. Las "mamás solteras" tienen que pedir apoyo y tomarlos sin culpas de no ser capaz.

En la definición de una maternidad imperfecta se asoma la posibilidad de derrotar la demanda por la exigencia neoliberal. El poder está repartido en todos los lados. La perversión del sistema actual es que nos mete ideales a cumplir y nos explotamos solos. Y la explotación en la casa por ser la madre perfecta es una de las cosas que nos tiene muy cansadas.

Ojalá les resuene este texto. Necesitamos derrotar a la pareja ideal, el barrio ideal, el trabajo ideal y la política ideal. Así nos transformaremos en mujeres más libres y con poder de acción frente a lo que nos rodea.