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Lunes 17 de Junio de 2019

Optatividad de la asignatura de Artes Visuales

Dr. Juan Alegría Licuime. Encargado del Museo de la Educación Básica chilena, Lucila Godoy Alcayaga

La Educación artística es una de las disciplinas que más cambios ha experimentado en las últimas décadas; transformaciones que se pueden explicar a partir del desarrollo de nuevas tecnologías, crisis de paradigmas en torno al arte, reformulación del currículum y los aprendizajes y la función misma que se le asigna a la escuela hoy en día.

A lo anterior, debemos agregar el lugar periférico que en el curriculum siempre ha ocupado la Educación Artística, dando cuenta de un campo marginal respecto a la importancia de otras asignaturas. Y si bien, siempre la educación de las artes ha estado presente en la educación formal, la propia asignatura ha tenido una serie de indeterminaciones respecto a su protagonismo en los planes y programas e incluso su propio nombre ha sufrido variados cambios a través de su historia.

A lo anterior, se agrega la inconsistencia que ha tenido la asignatura referida a la cantidad de horas en el currículum, pasando en algunas etapas de nuestra historia reciente a ponerse en peligro su propia existencia en los planes y programas. De lo anterior, se infieren los prejuicios y recriminaciones que ha tenido que sortear la propia enseñanza de las artes, llegando incluso a cuestionarse su papel en los procesos educativos.  Por cierto, la importancia de la educación artística en la escuela es hoy fundamental, considerando el abigarramiento de imágenes que inundan nuestros espacios cotidianos.

Parafraseando a W. Eisner, la enseñanza artística se justifica por su propia naturaleza. Es una forma de conocimiento específico, sensible y no discursivo. Además, la enseñanza de las artes nos permite tener una contemplación estética del mundo. En este contexto, la educación artística es esencial en cualquier proceso formativo, pues contribuye a la emergencia de la individuación y autonomía necesarios en la conformación de la subjetividad. Como nos indica Bourriaud, el acontecimiento estético es el hecho decisivo que nos diferencia de los demás animales, en tanto, lo estético se entiende aquí como la ritualización de la vida. Ritualización que por lo demás le agrega una dimensión cualitativa a nuestra propia existencia.

Los actuales cambios curriculares que se han informado desde el Ministerio de Educación, vienen lamentablemente a precarizar aún más el área de la educación artística, en un contexto socio cultural donde en los últimos años se ha profundizado en la desigualdad de la apropiación de los regímenes estéticos.  Un cambio de tal profundidad, puede sin duda tener un impacto negativo en lo que muchos pensadores denominan “ciudadanía audiovisual” (Cortina), que es en definitiva el proceso democrático que permite a los ciudadanos adquirir las competencias para ver y codificar la cultura visual en donde viven.

A lo anterior, se suman los aspectos laborales asociados a tales cambios, en donde se abre una serie de dudas e incertidumbre respecto a los docentes que concentran sus horas pedagógicas en los cursos de tercero y cuarto medio. Vistas así las cosas, se entiende el rechazo y la conflictividad que crean medidas de este tipo, que idealmente deben ser el resultado de procesos efectivos de participación de las comunidades educativas.