Hace algunos días atrás, muchas familias recibían la noticia de los resultados de la PSU. Con ello, venía la alegría para unos o la tristeza para otros. Algunos terminaban aliviados porque su puntaje le alcanzaba para ingresar a la carrera de sus sueños y otros seguían soñando con la posibilidad de que se cumplieran, revisando las muchas o pocas alternativas que quedan. El proceso pareciera ser muy fácil para algunos, los que se sienten más seguros, sin embargo, otros mantienen la sensación de incertidumbre. A partir del sábado 30 de diciembre, volverá a aumentar esta sensación, a la espera de los resultados de las postulaciones.
¿Cómo enfrentar esta incertidumbre? La respuesta a esta pregunta es variada. Algunos tomarán estos días como tiempo de relajo y festejo, aprovechando las fiestas en familia o con amigos; algunos lo pasarán en la playa o en el valle, gozando del descanso y llenándose de nuevas energías; otros optarán por trabajar para pagar su matrícula o darse uno que otro gusto; otros inventarán algo para que la espera sea menos angustiosa.
"La PSU no te define". Esta frase trata de instalarse en los postulantes, sin embargo, es tanto el valor que damos a un resultado, que terminamos con malestares estomacales, dolores corporales y la percepción de fracaso. Cuando tu vida se define por tu carrera o la profesión que tienes, terminas perdiendo de vista lo esencial: eres más que un puntaje, eres persona.
En medio de esta incertidumbre hay una certeza: al final del proceso, tendrás un resultado, que, te guste o no, te invitará a tomar nuevas decisiones y desafíos en tu vida. Si sientes que se cierran las puertas, mira bien, por ahí debe haber una ventana abierta, un pasaje secreto, un nuevo camino.
Marco Cofré Carvajal
Subdirector Psicología
Universidad Central sede La Serena