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Lunes 23 de Octubre de 2017

(Opinión) El ciclo de la violencia una prisión para la vida en pareja

La falta de comprensión y entendimiento son una característica actual de las relaciones humanas, que hoy vemos plasmadas por montones en las noticias sobre violencia en parejas o intrafamiliar. En este escenario muchas familias y parejas padecen los desgastes y distanciamientos propios de una era de enaltecimiento de lo individual. El núcleo de pertenencia y el seno del hogar de antaño han sido remplazados por un ímpetu de progreso, una sociedad de consumo y el incremento de la tecnología, como medios intermediarios en las relaciones. Una sociedad sobre-exigida, en donde se necesita un esfuerzo constante de sobrevivencia, en desmedro de los espacios para simplemente "ser" y disfrutar del ocio o el tiempo libre.

Aquellas relaciones duraderas y con proyecciones de futuro en las que el sentimiento de afiliación y los valores compartidos les permitía llegar a acuerdos conjuntos y superar las complejidades de la vida, son cambiadas en la actualidad por lazos fácilmente remplazables, servibles en la medida que se orientan a un determinado objetivo, más no bien, en muchos de los casos, logran ser cuidados y valorados.

Las parejas modernas no se encuentran exentas de estas nuevas formas de vida, lo que conlleva a una falta de comunicación, distanciamiento, exigencias y presiones, que van tensionando las relaciones y violentando las formas de vida natural de los seres humanos, interfiriendo en su bienestar.

Este tipo de encrucijadas son experimentadas el día de hoy por muchas parejas. Desde la óptica Psicológica nos encontramos con una búsqueda de satisfacción inmediata y un placer instantáneo, que fácilmente se agota y desgasta, en un ideal de felicidad consumible y desechable, que imposibilita desarrollar acciones de tolerancia, aceptación y valoración de las diferencias. Aspectos fundamentales y necesarios en la convivencia y en la vida de pareja.

Estas relaciones imbuidas en la desconfianza y baja valoración del otro, sumado a contextos laborales, educacionales y económicos sobreexigidos, generan experiencias de tensión, traducidas en conflictos cotidianos que al no ser solucionados van acumulando resentimientos y desvalorización mutua, redundando en un desgaste de la relación. Perpetuando ciclos de poder, control y desigualdad.

Si a esto agregamos las emociones propias de una relación amorosa, no es infrecuente observar cómo éstas pueden convertirse ciegamente en un campo de batalla, siendo sus actores partícipes y prisioneros del círculo de la violencia. A este oscuro panorama, debemos incorporar además como el fenómeno de la violencia en todas sus dimensiones ha sido naturalizado históricamente en esta parte del planeta, teniendo como resultado una combinación riesgosa, que si bien ha ido en aumento en el último tiempo, conjuntamente se ha ido visibilizando a través de los distintos medios de comunicación.

El desafío actual es poder generar instancias donde estos temas sean abordados no solo con un fin mediático y sensacionalista, sino que realmente podamos problematizarnos como sociedad respecto de la vivencia de muchas familias y parejas, y cómo estos malestares son silenciados y reservados al interior de las puertas de los hogares.

Abrir un diálogo genuino y brindar una ayuda sistemática que permita salir a muchas familias del círculo de la violencia, es una tarea que si bien hemos ido avanzando, aún tenemos que seguir colaborando como sociedad.

 

Marcia Salinas Contreras

Académica y Coordinadora Clínica Psicológica
Magíster en Psicología Clínica y Psicoterapia
Universidad Central de Chile La Serena