Click acá para ir directamente al contenido

Miércoles 24 de Junio de 2015

Los riesgos de vivir en una ciudad contaminada

Por Dr. Bernardo Morales Catalán, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Central.

Santiago está en estado de alerta. Desde 1999, que no se decretaba estado de emergencia ambiental, con las consecuentes medidas de restricción vehicular e industrial. En palabras simples, desde hace 16 años que no se vivía un episodio tan crítico de esmog, considerando que nuestra ciudad es, declaradamente, una zona saturada por MP 2,5.

¿Cuáles son los reales riesgos para las personas de vivir en una ciudad contaminada a un mediano e, inclusive, largo plazo? La contaminación que sufrimos en las ciudades industrializadas es, principalmente, atmosférica, en donde partículas en suspensión no nos permiten oxigenar nuestros pulmones, lo que nos lleva a presentar dificultad respiratoria.

Lo más frecuente son las infecciones respiratorias agudas, es decir, reagudización de patologías crónicas respiratorias como el asma bronquial o infartos agudos al miocardio. Asimismo, son preocupantes también las partículas menores a 250 micras, asociadas a mayor incidencia de cáncer pulmonar. Es decir, mientras la tendencia mundial en salud se orienta a la prevención de enfermedades crónicas, en la Región Metropolitana y otras ciudades del país la exposición prolongada a estos contaminantes hace más susceptibles a todos los santiaguinos a la generación de un futuro cáncer.

En lo inmediato, los niños y adolescentes, adultos mayores, quienes trabajan al aire libre, o personas con afecciones de base como cardiovasculares o diabetes son los más vulnerables a sufrir enfermedades por la mala calidad del aire. Si se trata de población de escasos recursos, con acceso limitado a la asistencia médica, la indefensión aumenta.

En este sentido, las recomendaciones de la autoridad se han encaminado a proteger la salud de la población. Efectivamente, en estados de emergencia ambiental no debe realizarse actividad física, ni concurrir a zonas especialmente contaminadas. Si es inevitable, la indicación es usar mascarilla, la que debe cambiarse cuando se humedece, aproximadamente cada una hora.

Aunque ante eventos críticos el nivel central ha tomado sistemáticamente medidas, como éstas han ido disminuyendo sus umbrales, la población suele tener la sensación de que siempre es lo mismo y que no se dan los resultados esperados.

Ver columna de opinión en La Segunda