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Viernes 9 de Diciembre de 2016

La inmigración y la irrupción del voto temático

Columna de opinión del decano de la Facultad de Ciencias Política y Administración Pública, Marco Moreno

Imagen foto_00000001Muchos nos preguntamos cómo un tema que a juzgar por datos objetivos de información/evidencia ─severidad, magnitud, número de personas afectadas, etc.─ se convierte en una situación problemática que requiere atención.

La respuesta en primer lugar debemos leerla en clave de agenda setting. Este proceso tiene que ver con el cambio de agenda de los actuales liderazgos, las acciones de los grupos de interés, los medios de comunicación y los valores, creencias, motivaciones de los ciudadanos que hacen de una situación un problema. Sin duda, estos elementos han contribuido a que el tema de la inmigración haya logrado escalar a la agenda política y convertirse en problema público al punto que el gobierno lo priorizó como una iniciativa de política, en el conjunto acotado de iniciativas legislativas que acompañarán el último año de la actual administración. Desde esta perspectiva analítica, ha sido efectivo el modelo de la mediatización como estrategia para instalar temas en la agenda política.

Una segunda respuesta tiene que ver con el cambio en los ejes y temas que conformaran la próxima disputa presidencial. Tras el agotamiento del clivaje dictadura/democracia y en un contexto de indiferencia hacia la política, parece estar siendo clave el establecimiento del catálogo de asuntos sobre los que el elector debería formarse alguna opinión con vista a las próximas presidenciales. Las campañas no influirían tanto en qué piensa el elector como sobre qué piensa.

Cuando un elector no vota en función de factores estables ─como su posición social o sus valores políticos─ sino en función del acuerdo o desacuerdo con un partido en torno a algunos de los temas en debate, se dice que este elector vota temáticamente.

El voto temático ─o issue voting─ requiere de tres condiciones mínimas:

i) que el ciudadano tenga opinión sobre un determinado debate político,
ii) que este interesado en el asunto y,
iii) que conozca la posición que uno o varios partidos y/o candidatos mantienen sobre ese tema. Si se cumplen estas tres condiciones mínimas, el ciudadano podría acabar votando al partido o candidato que mantuviera una posición similar a la propia opinión sobre el asunto que se trate.

Antes y después del clivaje dictadura/democracia, la mayor parte de los temas que se discutían fuera de Chile han tenido influencia ─más temprano que tarde─ en la conformación de la conversación política. Hace 100 años llegaban con varios años de desfase, pero hoy pasan solo pocos meses para que se instalen en la conversación política. En este sentido el efecto Trump generó un cambio en los temas que se conversaran y lo que importa ─más allá de otro tipo de consideraciones morales o sociales─ son los efectos en la formación de opinión y agendas, así como también en la discusión sobre a quienes les acomoda y por qué instalar tales temáticas.

Hay que recordar que tan importante como los candidatos en una campaña presidencial, lo es también, cuáles son los temas que se conversan alrededor de la campaña. Lo anterior, es un factor que viabiliza a algunos candidatos por sobre otros.

Desde una perspectiva politológica ─sin desconocer las consideraciones éticas, sociales o valóricas presentes─ y en un contexto en que la participación popular se debilita, aumenta la indiferencia y el electorado es más volátil. Más y más ciudadanos que, cuando piensan en política (si es que lo hacen), es más probable que lo hagan desde consideraciones e influencias cortoplacistas.

Como sabemos, el electorado chileno se está desestructurando progresivamente, lo que deja a los medios de comunicación más espacio para fijar las agendas y exigirá un esfuerzo electoral mucho mayor a partidos y candidatos. Lo que vemos aquí es una forma de comportamiento electoral que cada vez es más contingente. En leer adecuadamente este cambio de lógica radica la habilidad del posicionamiento de campaña que hagan los candidatos presidenciales.

Parece claro que en situaciones de cierta debilidad de valores políticos, cuando la identificación con los partidos se erosiona y el eje ideológico izquierda-derecha se debilita, las opiniones de los ciudadanos sobre los asuntos sometidos a debate ─como lo es el tema de la inmigración─ serán menos predeterminados por estos valores. En estos contextos, el voto temático puede llegar a ser considerable. Parece ser que Ossandón primero y Piñera después, están valorando mejor la importancia de los temas del debate político y del voto temático en el actual escenario político electoral.

Marco Moreno
Decano, Facultad de Ciencias Política y Administración Pública, Universidad Central de Chile

Fuente: www.t13.cl