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Viernes 4 de Noviembre de 2016

La entrada de Guillier y la salida de Lagos

Columna del académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública, Kenneth Bunker

Imagen foto_00000001La centroizquierda comenzó su búsqueda de candidatos presidenciales. En el papel, son varios los interesados. En la práctica, son solo dos los posibles. En la larga lista de presidenciables solo Lagos y Guillier corren con posibilidades para ser nominados, independiente de si es por medio de un proceso de primarias o si es por el infame dedazo. Sus presencias en los medios y en la agenda pública son indicios de la ventaja; sus números en las encuestas lo confirman. Ningún otro candidato en la coalición ha logrado despegar.

El candidato de la centroizquierda se va definir entre Lagos y Guillier. Inicialmente, la lógica apuntaba a que el expresidente se impondría. Primero, porque lleva más tiempo en la carrera, siendo mencionado desde al menos dos años. Segundo, porque tiene mayor capacidad política para aglutinar fuerzas tras su opción, teniendo llegada en casi todos los partidos del sector. En comparación, Guillier solo asomó como presidenciable este año con el humilde y exclusivo apoyo del Partido Radical.

Para sorpresa de muchos, el Senador ha desafiado la lógica. En vez de ser otro volador de luces en la contienda presidencial, se ha ido aferrando a medida que ha ido pasando el tiempo. En contraste a lo que se pensaba inicialmente, se ha ido amplificando la cantidad de gente dispuesta a apoyarlo a medida que se ha ido acercando la elección. En el mismo tiempo Lagos ha seguido estable en su opción. Lagos no tiene más apoyo ahora que hace un año. Entre todos los partidos de centroizquierda, solo ha logrado convencer a su propio partido.

Esta tendencia en los partidos de centroizquierda—al alza para Guillier y de estabilidad para Lagos—se refleja en las encuestas. Mientras que Lagos ha permanecido constante en su porcentaje de apoyo, Guillier ha ido en aumento. La encuesta Adimark de Octubre muestra que en los últimos dos meses Lagos no creció en intención de voto, siguiendo estancado en 5%, mientras que Guillier aumentó 10 puntos, pasando de 5% a 15%. Siguen siendo números preocupantes para el sector, pero de al menos indicativos de una tendencia potencialmente favorable.

La pregunta del millón es ¿qué va pasar? Una opción es que Lagos repunte y Guillier se baje a su favor. En este escenario tendría que ocurrir un pacto entre ambos, donde el Senador postergue su opción por cuatro años. Una segunda opción es que Lagos se baje repentinamente y Guillier quede solo en el primer lugar. En este escenario tendría que ocurrir una caída significativa en la popularidad del expresidente. Entre ambas opciones, me parece que la segunda es la más probable.

Sostengo lo anterior por varias razones. Primero, porque Guillier está a una distancia sana de ser identificado con la desprestigiada clase política. Si bien fue elegido parlamentario gracias a la lista de la Nueva Mayoría, la mayor parte de la gente lo identifica como independiente. Para ellos representa un outsider dispuesto a fiscalizar las suciedades inherentes de la política. En un futuro no muy lejano, para esa misma gente, será uno más de la clase política, tal como le ocurrió a Enríquez-Ominami entre 2009 y 2013.

Además de lo anterior, Guillier está en un momento perfecto para postular. En las elecciones simultáneas de 2017, al Senador no le tocará defender su escaño. Si es que finalmente postula a la presidencia y pierde, habrá ganado un importante capital político que podrá estrujar por los siguientes cuatro años como jefe de la oposición con miras a la elección de 2021. Esta es una situación similar a la que enfrenta Ossandón en su coalición, y por ende el mismo argumento que lo debiese convencer que su postulación debe ser ahora.

Una tercera razón que me conduce a pensar que la opción de Guillier finalmente se impondrá a la de Lagos es la inercia popular. La gente está más dispuesta a votar por Guillier que por Lagos. Dudo que el expresidente quiera ir a una primaria frente a un senador novato para perder. Para Lagos la reputación y el legado es todo. Perder en una elección de esa forma sería devastador para su carrera política y posiblemente una humillación lapidaria. En pocas palabras, si Lagos entra a una primaria con bajo apoyo popular, tiene mucho que perder y poco que ganar.

Las elites están cada vez más dispuestas a apoyar a Guillier. Las encuestas vienen cada vez más pesimistas para Lagos. La reciente señal política de Allende y la última encuesta Adimark no se pueden pasar por alto. Simbolizan la entrada de Guillier y la salida de Lagos para la elite y los votantes. La primera pregunta es cuánto se va aferrar Lagos a su candidatura, y la segunda pregunta es qué va hacer cuándo se baje. Mi intuición es que no va ser rápido pero va pasar eventualmente y que cuando pase será a favor de un tercer candidato.

Kenneth Bunker
Académico, Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Central

Fuente: www.latercera.com