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Viernes 8 de Agosto de 2014

Es el clima de opinión, estúpido

Imagen foto_00000001El sociólogo francés Pierre Bourdieu decía que la opinión pública era un mero artefacto “cuya función es disimular que el Estado de la opinión en un momento dado es un sistema de fuerzas, de tensiones…”, y que la referencia a la opinión pública en la política lo que hacía constantemente era legitimar ciertas posiciones en desmedro de otras, “constituir la idea de que existe una opinión pública unánime y, así, legitimar una política y reforzar las relaciones de fuerza que la sostienen o la hacen posible”.

Si bien Bourdieu analizaba a la opinión pública desde la utilización de las encuestas de opinión, su lectura sirve para escrutar otra variable de la construcción pública y política de ciertos temas: la capacidad de ciertos sectores para generar climas políticos que desnivelan la balanza a la hora de tomar las decisiones.

¿Cuáles son los mecanismos, las rutas y los vericuetos por los que se establecen los climas políticos en Chile?

Durante la tramitación de la reforma tributaria, los defensores del modelo han demostrado eficacia para encender alarmas frente a cambios considerados estructurales. Según expertos, la elite continúa manejando la agenda política y sigue contando con medios para crear climas en la opinión pública que posibiliten u obstaculicen la tramitación de reformas. Dicen que los medios tradicionales son usados por la elite para interlocutar con ella misma, y que al estar esos medios bajo control de la derecha o los empresarios, finalmente el gobierno termina preso del ánimo con que los sectores conservadores enfrentan sus propuestas.

“Ellos manejan los medios, y pueden generar climas políticos. Los partidos de centro… la centro izquierda, hace mucho tiempo que perdió sus medios; La NaciónLa Época, algunas radios, se fueron perdiendo. Y eso ha significado que hoy esos sectores no tienen cómo contrarrestar la instalación comunicacional de ciertos temas”, plantea el analista político de la Universidad Central, Marco Moreno.

Coincide con ese análisis el director del Observatorio de Comunicación y Medios de la Universidad Católica de Valparaíso, Pedro Santander, quien asegura que estos son tiempos donde la batalla informativa es central en la toma de decisiones políticas. Por lo mismo, indica que cada vez más los medios de comunicación son actores políticos que se vuelven trascendentales: “Los medios que alguna vez se mostraron como vigilantes de la actuación política de los otros poderes; con el paso del tiempo y con la concentración de su propiedad de por medio, han asumido su rol de actor político”.

La propiedad de los medios y el uso de encuestas por los mismos ayudan a desnivelar la balanza de la discusión pública, aseguran los analistas, aunque también advierten que el masivo uso de redes sociales por parte de la ciudadanía se constituye en un freno al poder que podrían ostentar los medios.

El director de Adimark, Roberto Méndez, dice que se trata de una tendencia mundial: “Los medios de comunicación son muy importantes en el clima de opinión, siempre lo han sido, y últimamente las redes sociales también vienen a cumplir un rol, se insertan definitivamente en lo que podría ser la variedad de los medios a los que la gente se expone. Ese es un cambio en los últimos años, porque hoy ningún medio tiene la capacidad por sí solo de venir a crear un clima de opinión, esa es la característica del panorama actual de todo el mundo”.

LA RUTA DE LA OPINIÓN

En su libro Los magnates de la prensa, la Premio Nacional de Periodismo, María Olivia Monckeberg, hace hincapié en el rol asumido por la prensa tradicional en el contexto postdictadura, y en su poder de generar climas políticos: “A sus editoriales y columnas se han sumado las encuestas efectuadas por empresas que a menudo están relacionadas con los propios dueños de los medios. Y los think tanks, fundaciones y organizaciones vinculadas a ellos, también proyectan en sus páginas su pensamiento y sus versiones sobre los problemas que buscan poner en la agenda. Con frecuencia esta industria de la formación de opinión actúa de espaldas a los sentimientos y postulados mayoritarios de la ciudadanía, marginada del debate social que debiera existir sobre situaciones que le incumben directamente”.

Según Pedro Santander, la dictadura dejó su huella, y el trato preferente que se le dio a los medios de Agustín Edwards y Álvaro Saieh –también durante los gobiernos de la Concertación– influyó en el panorama actual: “Cuando se da el golpe de Estado, se cierran todos los medios. Pero ya en octubre del 73 se autoriza que dos diarios vuelvan a circular en Chile: El Mercurio y La Tercera, que son los mismos dos diarios que hoy dominan el escenario de la prensa escrita. Ellos son los actores predominantes; cuando vuelven a circular, lo hacen sin competencia. Antes, Chile tenía una pluralidad impresionante, desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha tenían diarios, y eso se acabó. Después, a fines de los 80, hubo un rescate financiero por parte del Estado tanto de La Tercera como de El Mercurio. Luego, durante la transición, nuevamente hay un rescate y una especie de resguardo de la elite sobre estos dos diarios, al impedir una serie de iniciativas para que otros medios de prensa escrita pudieran fructificar. Hubo operaciones políticas y defensa y regulación estatal que beneficiaron a estos dos diarios”, asegura el analista.

Santander agrega que la elite sabe que esos medios le pertenecen, y por ello los utiliza parainterlocutar entre sus miembros: “Hay ciertos medios que hoy consume la elite, y la elite usa además a esos medios de comunicación para interlocutar y para hablar unos con otros. Eso ha sido descrito hace poco por la bibliografía más especializada. En ese sentido, la entrevista de Eyzaguirre (el ministro de Educación) con Peña (columnista estrella de El Mercurio) es casi de manual. Ahí, la elite está interlocutando con ella, y después de esa entrevista la elite sigue a través de esos mismos medios diciéndose otras cosas, y a través de los medios la DC le manda mensajes al gobierno, etc. Hay un uso de los medios por parte de la elite, la interlocución ‘interelite’, que te demuestra que los medios están metidos en este maridaje de poder”, asegura.

Para Marco Moreno no se trata de un asunto conspirativo ni de que en oscuros palacios la elite decida qué rumbo debe tomar la discusión pública, sino que la defensa de intereses comunes hermana a ciertos sectores en un discurso similar: “La defensa del statu quo es en defensa de sus intereses, y esa defensa no necesariamente es concertada, lo que pasa es que todos defienden intereses más o menos parecidos… los de la elite, de los grupos de interés, los grupos corporativos. Todos estos actores tienen maneras de influir en la opinión pública, ya sea a través de los medios de comunicación, de los estudios de opinión, y coinciden en la defensa de sus intereses”.

El 2011 significó un quiebre. Todos coinciden en que durante ese año el movimiento social logró imponer una agenda, a pesar de que esta iba a contrapelo de la postura de las elites. Roberto Méndez asegura, además, que esa situación fue un signo de los tiempos que corren, donde las redes sociales también juegan un rol.

“Todo el movimiento estudiantil del 2011 para adelante, todos sus llamados, sus consignas, no hubieran sido posible si estos medios tuvieran tal fuerza, o la derecha, ese clima de opinión, no se habría establecido. Si hay algo que ha marcado la agenda política en Chile en los últimos años ha sido la voz de los movimientos sociales. Y las redes sociales fueron fundamentales para el establecimiento de una agenda que en los últimos años se ha movido más hacia la izquierda que hacia la derecha”, dice el director de Adimark, quien señala que el poder de los medios, de las elites, o de la derecha no es el mismo que años atrás. Él no ve oscuras intenciones.

“Acuérdate de los poderes fácticos, en los 90 se les daba un poder importante. Puede que algunos mantengan fuerza, pero han venido perdiendo influencia. Los grandes medios, los gremios empresariales… tal vez es bueno, porque en la actual democracia es mucho más participativa, no tanto como quisiéramos, pero sí más participativa”, asegura.

LA CAJA AMPLIFICADORA

Si bien hay un consenso en la importancia de la prensa escrita –por su influjo sobre las elites y los líderes de opinión–, también se concuerda en que es la televisión la que masifica algunos discursos y contribuye de forma decisiva al establecimiento de ciertos climas políticos.

La académica e investigadora del Instituto de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, María Eugenia Domínguez, explica que los medios “se constituyen en un aparente lugar de deliberación, pero en realidad son un lugar de discurso, un discurso que interpreta cómo deben ser las relaciones sociales en un momento determinado. Cuando se habla de temas ‘serios’ se convoca a voces expertas, y esas voces expertas son siempre de la elite”.

“No podría decir que la TV amplifica la línea editorial de los diarios, pero sí que existe un dispositivo comunicacional donde TV y prensa escrita hegemónica establecen pautas respecto de los límites y sentidos del discurso posible. Ahora bien, en muchos ámbitos los temas de preocupación de la prensa escrita son efectivamente tratados desde la TV con todo el poder de amplificación que otorga la narración audiovisual, con sus acentos e incluso sus dramatizaciones”, asegura Domínguez, recalcando que cuando se trata de explicar ciertos temas más complejos al ciudadano común y corriente, la bajada se hace desde la visión de un experto de la elite.

“El dispositivo es ideológico y material… no es que los Luksic se pongan de acuerdo para la pauta, porque en el fondo lo que se expresan son las relaciones sociales. Por tanto, cuando yo hablo de economía, no estoy hablando para el conjunto de la población. Para sentar el miedo de la reforma tributaria, hablo de la pyme, pero en general las voces expertas están ahí para alimentar el discurso de la elite. Ellos circunscriben los límites del debate y quiénes están convocados a ese debate”.

Arturo Arriagada, académico de la Escuela de Periodismo de la Universidad Diego Portales, ha estudiado el asunto y asegura que existe una relación entre los temas levantados por los diarios y los que desarrolla la televisión.

“Los estudios que hemos hecho entre el 2000 y 2006 muestran una correlación súper alta entre los temas de los diarios y la televisión, donde la TV se transforma en una caja de eco de lo que salía de los diarios y del gobierno. La ventaja de la TV frente a los otros medios, es su alcance, es muy masiva. Y que sea una caja de resonancia de los diarios, no es menor. Si hablan de lo mismo, bueno, es probable que los climas de opinión estén dominados por los mismos temas”, indica Arriagada.

El académico dice que la correlación entre diarios y televisión no es sólo de temas, sino también de fuentes: “La TV y los diarios hablan de lo mismo con las mismas fuentes, se crea un círculo vicioso donde hablan las mismas personas. Las voces diversas hablan en otros espacios, en las redes sociales y los medios online. La Fundación Sol, por ejemplo, en un momento logró permear los medios más grandes y llegó a ‘Tolerancia Cero’, pero después llega un momento en que desaparecen como fuente. Piensa en Mario Waissbluth, en un momento se estableció como fuente en temas educacionales, pero después ya no estuvo más”, dice Arriagada. ¿Quién determina quién habla y en qué momento?

Arriagada prefiere no hablar de elite, porque dice que esa denominación esconde la identidad de los que realmente influyen en el tratamiento de los temas. Y él asegura que estos tienen nombre y apellido. “Después que el gobierno fija una agenda, viene la importancia de los intereses, de las líneas editoriales, y del encuadre de ciertos temas. La gran pregunta es ¿a quién defiende el conductor de noticias?, ¿a su audiencia y a sus preguntas, o al dueño del banco que además es dueño del canal? Porque se mezclan los intereses y en Chile no hay ningún problema. Eso se soluciona con transparencia y fiscalización”.

ASUNTO DE PROPIEDAD

Desde el Observatorio de medios de la PUCV, Pedro Santander señala que a nivel mundial los grupos económicos han venido adquiriendo medios de comunicación, no por un asunto de negocio, sino de influencia.

En Chile, el sector financiero poco a poco ha avanzado en la compra de medios. El grupo Luksic (Banco de Chile) se hizo de Canal 13 hace algunos años, mientras Bethia (Falabella) adquirió MEGA. Por su parte, Álvaro Saieh (CorpBanca) es dueño de Copesa, que controla los diarios La Tercera,PulsoLa CuartaLa Hora, y las revistas Qué Pasa y Paula, además de un puñado de radios, como DunaCarolinaBeethovenZeroRadio Paula y Radio Disney.

El principal competidor de Saieh en la prensa escrita es Agustín Edwards, hombre tradicionalmente ligado a la derecha, que a través de El Mercurio S. A. controla diversos diarios, como El Mercurio,La SegundaLas Últimas NoticiasHoy x Hoy, los portales Soychile.cl y Emol, y las radios DigitalPositiva, además de 24 diarios regionales, entre los que se cuentan La EstrellaEl Sur y El Diario Austral. Santander explica que la supremacía de Copesa y El Mercurio se debe a que “todo pacto político –en este caso el pacto político de 1990, que empezó a dirigir la transición, el pacto entre Concertación y derecha– buscó tener sus medios para dar a conocer sus discursos e influir con ellos. El pacto político chileno optó, sin ninguna duda, por el duopolio”.

LA IMPORTANCIA DEL CLIMA

La tramitación de la reforma tributaria del gobierno de Michelle Bachelet en el Congreso ha estado marcada por una cobertura mediática adversa. Durante más de un mes los diarios tradicionales han lanzado una ofensiva comunicacional que buscó frenar los cambios más de fondo de la reforma. Es cosa de revisar el protocolo de acuerdo que el gobierno alcanzó con la Alianza en el Senado.

Si se revisan los titulares y notas que El Mercurio y La Tercera han venido publicando desde junio –cuando se inició el trámite en el Senado–, el resultado es elocuente. Prácticamente no hubo cobertura a los actores que defendían la reforma original.

Viernes 6 de junio. La Comisión de Hacienda del Senado recién iniciaba la revisión de la reforma tributaria que venía desde la Cámara. La portada de El Mercurio de ese día señalaba: “Inmobiliarias incluyen cláusulas en contratos para protegerse de eventuales alzas por reforma tributaria”, haciéndose eco del debate que planteaba que los nuevos impuestos generarían un alza en el precio de las viviendas. Luego, en su editorial del 20 de junio, el decano fijó su postura sobre la renta atribuida, el mecanismo que inicialmente la reforma incluía y que contemplaba cambiar la manera en que se cobran los tributos a las empresas. “Los antecedentes aportados por expertos y organizaciones aconsejan que esta idea sea definitivamente dejada de lado”, dijo El Mercurio cuando el debate comenzaba a subir de tono, y justo después que la CPC sugiriera lo mismo en la Comisión de Hacienda de la Cámara Alta.

En otro editorial, esta vez del 22 de junio, el diario de Agustín Edwards lanzó una crítica más general al proyecto del gobierno. Titulado “Serias objeciones a la reforma tributaria”, recogía las observaciones que por esos días hacían los ex presidentes del Banco Central Vittorio Corbo y José de Gregorio, indicando que el gobierno “no puede hacer oídos sordos”. El mismo 22, la encuestadora Cadem –dirigida por Roberto Izikson, el hombre que estuvo a cargo de los estudios de opinión en el gobierno de Sebastián Piñera–, presentaba como principal cambio en su encuesta semanal que el rechazo a la reforma tributaria superaba por primera vez el apoyo (39% contra 38%). Situación que una semana después aumentó, con un 42% de la ciudadanía rechazando el proyecto, y sólo un 33% apoyándolo.

El 26 de junio la portada de El Mercurio comunicaba que “Senadores piden a SII que cite a principales auditoras para aclarar dudas sobre polémica renta atribuida”, a la vez que la principal nota del Cuerpo B recogía, otra vez, la opinión de Vittorio Corbo, titulando “Corbo señala que pymes enfrentarán doble problema de financiamiento por fin del FUT y la desaceleración”.

Finalizada la participación de Chile en el Mundial de fútbol, la tramitación de la reforma tributaria era número uno en la agenda. La Tercera titulaba la sección de Negocios: “Oposición decidirá el 9 de julio si acude al TC por reforma tributaria”, mientras otro artículo reflejaba la opinión de una consultora en relación a que “El Servicio de Impuestos Internos no puede garantizar que el sistema tributario funcionará”, haciéndose cargo de otra de las principales críticas que los empresarios hacían al proyecto, el que aumentaba las facultades fiscalizadoras del SII. Una tercera publicación recogía la opinión del Colegio de Contadores, quienes señalaban que el sistema de “renta atribuida nos dará mucho más trabajo”.

Un día después, el 28 de junio, La Tercera daba cobertura a las negociaciones de Hacienda con RN, junto a otras notas que ponían el ojo crítico sobre el proyecto de reforma original. “Tributarista refuta beneficios para las pymes en reforma”, “Centros comerciales: efecto de la reforma en inversión repercutirá en IVA a recaudar”, y una columna del ex ministro de Sebastián Piñera, Felipe Morandé, que llamaba a un consenso en la materia. En la misma sintonía, el editorial del periódico de Álvaro Saieh llevaba por título ese día: “Reforma tributaria: ahora es el turno de Hacienda”, donde llamaba a consolidar el clima de acuerdo que por esos días se vivía en la Comisión del Senado: “… parece mejor camino evitar este riesgo y abrirse a revaluar el sentido y los objetivos de este proyecto. Hacienda tiene la oportunidad de reposicionarse a partir de este nuevo clima de acuerdo y concentrar esfuerzos en enfrentar los verdaderos problemas que presenta el país, como la necesidad de recuperar vigor económico y atractivo para la inversión”, indicaba el periódico.

Al día siguiente, domingo 29 de junio, la portada del diario rezaba en letras grandes: “Lagos Weber y la reforma tributaria: Me preocupa la implementación”. Mientras desde El Mercurio se coincidía con el análisis, pero en voz del director del SII, en un artículo titulado: “Es legítimo pensar que el sistema de renta aribuida será difícil de implementar”. El lunes 30, La Tercera tituló Negocios con una entrevista al senador RN José García Ruminot: “Si insisten con la renta atribuida tal como está, vamos a ir al TC”. El martes 2 de julio, cuando la discusión entraba en su recta final en la Comisión de Hacienda, El Mercurio tituló su portada con una infografía que recogía el debate en esa instancia legislativa, declarando en su bajada: “Ex autoridades, tanto detractores como partidarios de la reforma, coincidieron en la comisión de Hacienda de la Cámara Alta en que es necesario consensuar y perfeccionar el proyecto”. La Tercera tituló ese día en la misma línea: “Ex ministros coinciden en faltas de incentivo a la inversión”.

El 3 de julio, el editorial de El Mercurio volvía al ataque: “Complicaciones de la renta atribuida”, mientras el Cuerpo B insistía: “Dudas operativas sobre la reforma marcaron el cónclave SII-auditoras”, lo que se sumaba a otra nota que daba cuenta de las objeciones del economista DC Ricardo Ffrench Davis, y a un recuadro que recogía la opinión de los gremios: “SNA advierte ‘golpe a las pymes’ y Sofofa, efectos en ahorro e inversión”. En el diario de Saieh se titulaba Negocios con los resquemores de los senadores oficialistas ante la “retención del 10%”.

Ya el viernes 4, los diarios daban cuenta del avance en las conversaciones para llegar a un acuerdo. “Gobierno busca impulsar un acuerdo amplio para avanzar en la aprobación de la reforma tributaria”, titulaba en su portada El Mercurio, junto a una fotografía que mostraba un puente derrumbado sobre automóviles. En su Cuerpo B, diversas notas: Las críticas de Harald Beyer, del vicepresidente del Banco Estado, del presidente de la Sofofa, de Juan Andrés Fontaine y de Andrés Velasco. Todo acompañado por una columna de opinión del ex SII, Alejandro Burr, que destacaba cómo España había arribado a una reforma tributaria luego de alcanzar antes un consenso social. No era lo único, en otras páginas se recogía la propuesta de Manuel Marfán para terminar con el FUT histórico sin “modificar significativamente los incentivos a la inversión y al ahorro”, mientras se advertía en palabras del presidente de la Cámara de Comercio de Santiago, Peter Hill, que la autoridad estaba desatendiendo los signos de la desaceleración económica.

En la misma sintonía, el 6 de julio, Cadem lanzaba un nuevo estudio de opinión, esta vez indicando lo siguiente: “Chilenos piden una reforma a la reforma tributaria. Un 75% considera que el Congreso debe hacer modificaciones que permitan perfeccionar el proyecto de Reforma Tributaria que esta semana obtiene un 34% de acuerdo y un 40% de desacuerdo”.

Dos días después se firmó el polémico protocolo de acuerdo entre la Alianza y el oficialismo para dar viabilidad al ajuste tributario. A los pocos días, un nuevo estudio de Cadem salía a celebrar el acuerdo: “Significativo cambio de tendencia post acuerdo político en el Senado. Nivel de acuerdo con el nuevo proyecto aumenta 12 pts (46%) y es la primera vez luego de tres meses de debate que se considera que la reforma tiene más efectos positivos (49% +10 pts) que negativos (40% -8 pts) para el país”.

Esta noticia fue publicada originalmente en el enlace http://bit.ly/1q1gGRv