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El triunfo de la Roja de todos

La victoria de la selección de fútbol en la Copa América es de alto interés para las Ciencias Sociales, pues involucra múltiples aspectos de la vida social tanto a nivel macro como individual, económico y cultural.

Un ámbito que ha sido abordado es el origen social de los futbolistas de la selección. Se les ha clasificado de "orígenes humildes", "provenientes de familias vulnerables", etc., para argumentar sus conductas dentro o fuera de la cancha (choque de Vidal, el patadón de Medel a Messi, etc.). El argumento implicaría que su origen lo explica todo.

Si se toma distancia de ese prejuicio, lo que encontramos es que en los estratos altos de la sociedad también hay quienes chocan, manejan bebidos o golpean a sus rivales, sea en el deporte o en las relaciones de pareja.

Me parece mucho más importante discutir si es "a pesar de su origen" o "por su origen", que estos seleccionados pudieron llegar a ser campeones. Si la respuesta es "a pesar de su origen", es porque tuvieron que salvar muchos obstáculos que otros no los han tenido, como la pobreza, el deterioro de la infraestructura de sus barrios, el clima asfixiante de las drogas instalados en sus entornos, la precariedad laboral de sus parientes; pero para que ello ocurriera debieron haber apoyos afectivos, socialización básica en valorar el esfuerzo personal y a la vez colaborar con otros, en mantener el rumbo hasta cumplir las metas, etc., cuestiones que también convergen con la resiliencia de cada uno. Ahora bien, si se piensa que son lo que son "por su origen" estamos valorando que en esos entornos el peso de la familia (la madre, el tío, los abuelos) es clave para salir adelante, que de allí surge la fuerza de romper el círculo de la pobreza y las frustraciones centenarias y la búsqueda de un futuro para sí, los parientes y sus descendientes. Cuestión que queda reflejada en la presencia maravillosa y numerosa de los hijos en la recepción de la Copa en el césped del Estadio Nacional, en los festejos colectivos con amigos y familia, en las fundaciones filantrópicas que varios han constituido, entre otros.

Estos seleccionados no son de otro planeta, son de "la pobla", como cientos de miles de jóvenes. El fútbol actuó como promotor del ascenso social y no lo puede hacer estructuralmente con las generaciones de jóvenes que ni estudian ni trabajan (500.000 dicen las cifras). Por ello, también se puede concluir que se requiere de estructuras socio económicas que no reproduzcan las desigualdades, pues el fútbol es muy limitado como vehículo de ascenso social.

Pero, para que el triunfo ocurriera también hubo un Director Técnico, que supo articular voluntades, poner exigencias, valorar las diversas cualidades de ellos, fijar normas y confiar en su cumplimiento, extraer lecciones de las experiencias previas y de cada partido, poner su conocimiento a disposición del triunfo común.

El triunfo no está en la condescendencia de haberlos tratarlos como "vulnerables" "por su origen" o "a pesar de su origen".

Como en el fútbol, la academia también tiene mucho de articular voluntades, sacando lo mejor da cada cual, exigiendo y exigiéndose. De alguna manera, si se me permite, todas y todos en el campo de la enseñanza superior tenemos algo de Sampaoli como tarea.

Osvaldo Torres Gutiérrez

DECANO