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Jueves 11 de Julio de 2013

El avión de Evo

Por: Samuel Fernández

Samuel FernándezColumna de Samuel Fernández, profesor en la Universidad Central de las cátedras Derecho Internacional Público; Comportamiento Ético y Social del Abogado; y del Magíster en Arbitraje.

El derecho y la práctica exterior han sido violentados, por unos y por otros. Es hora de que vuelvan a ser puestos en su lugar. Sin su pleno respeto, toda convivencia entre Estados, sería imposible.

Cuatro países europeos, España, Italia, Portugal y Francia, impidieron el sobrevuelo del avión presidencial del Presidente de Bolivia, Evo Morales, a su regreso de Moscú. De paso, han violado cuanta práctica diplomática le sea aplicable, así como normas básicas del Derecho Internacional. Por cierto, han dado, además, al problema del ex agente de espionaje electrónico,Edward Snowden, un giro imprevisto a escala internacional. Son muchas las implicancias y en variadas áreas que el caso presenta, comenzando por el control electrónico que Estados Unidos práctica, tanto internamente, lo que es asunto propio por seguridad interior, de sus normas y libertades que dice defender. Pero también, y ya más grave, internacionalmente, con países amigos o enemigos.

Todo representante extranjero sabe que es vigilado, aunque ningún país lo reconozca. El derecho aplicable a las relaciones internacionales, lo prohíbe claramente, aunque nadie puede extrañarse que se efectúe, pues toda información resulta relevante. Eso sí, obtenida legítimamente y por los medios que la conducta diplomática ejerce normalmente, es decir, mediante contactos, análisis, proyecciones y la prensa abierta, por citar las más utilizadas. Otra cosa es obtenerla mediante el espionaje electrónico no autorizado. Las revelaciones que de tanto en tanto aparecen, por personajes que buscan notoriedad, como el caso de Wikileaks y el de Snowden, impactan por dejar al descubierto lo inconfesable.

Otro tanto ocurre cuando otros líderes o países, utilizan estos casos para denunciar a quienes son descubiertos, y hacerlo en el plano político, como un elemento más de una confrontación, de mayor amplitud y por otras motivaciones. Algunos presidentes de nuestra región han encontrado un nuevo motivo de crítica o de denuncia, dentro de su línea ideológica, anti-norteamericana. Ecuador ha otorgado refugio a Assange en su Embajada en Londres, sin cumplirse los requisitos jurídicos tradicionales de todo asilo. Por lo que el caso sigue pendiente, y Gran Bretaña no puede violar las inmunidades ecuatorianas. Ahora, varios países han ofrecido algún tipo de seguridad a Snowden, pero a condición de que logre llegar a dichos territorios. Por ello la sospecha de que Evo lo facilitaría en su viaje de regreso. Sus propias declaraciones desafiantes, causaron este insólito episodio.

Por desgracia, todo ha sido perjudicial, tanto para quienes han abusivamente violado su derecho a controlar sus espacios aéreos, en contra de la dignidad y representatividad que todo Jefe de Estado tiene, legal y políticamente. Como para el propio Presidente boliviano, que ofreció extender sus privilegios a quien no los merece, aunque nada hizo en definitiva.

La UNASUR, reunida de urgencia en Cochabamba, no alcanzó la unanimidad que Morales y algunos Presidentes afines, buscaron. Si bien se condenó lo ocurrido y solicitó explicaciones a los países europeos, el hacerlo a nombre de toda Latinoamérica, y el lenguaje de algunos de sus líderes, desproporcionado, impidió una resolución en bloque. El problema, serio por cierto, sin embargo, ha quedado centrado entre Bolivia y aquellos que faltando a las normas, impidieron a su avión sobrevolar sus territorios, hasta tanto se comprobara que no viajaba Snowden.

El derecho y la práctica exterior han sido violentados, por unos y por otros. Es hora de que vuelvan a ser puestos en su lugar. Sin su pleno respeto, toda convivencia entre Estados, sería imposible.

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