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Viernes 8 de Agosto de 2014

Columna: ¿Por qué estudiar pedagogía en matemática?

La reflexión es trabajo del docente de la carrera de Pedagogía en Matemática y Estadística de la Facultad de Ciencias de la Educación, Ricardo Rivero Z.

Por: Ricardo Rivero Z.

Ricardo Rivero Z.

Pareciera ser que estudiar para profesor de Matemática es una decisión inadecuada en un mundo en que el trabajo académico tiene valoraciones sociales inexactas. En la sociedad actual se hace frecuente la presencia de una suerte de anomia en las decisiones escolares, fenómeno mundial al cual nuestro país no es ajeno. Estudiar Pedagogía, en particular en Matemática, para el Chile de hoy resulta casi una idea que supone estar fuera de las fronteras del mercado.

¿Por qué estudiar Pedagogía en Matemática entonces?

Si se cree que las leyes del mercado se cumplen inexorablemente, la alta demanda de este tipo de profesionales y la poca oferta de los mismos, hace que esta actividad esté más al interior que fuera de las fronteras del mercado. Por otra parte esta misma ley, es la que permite instalar a los estudiantes de Pedagogía en Matemática en el mercado del trabajo antes de que egresen de la Universidad, asegurando así su entrada definitiva al mundo laboral a la hora de ser profesionales.

Sin ir más allá, el Ministerio de Educación señala en su sitio www.mifuturo.cl, que esta pedagogía tiene un 92,5% de empleabilidad sólo en el primer año. Lo que hace presumir entonces que trabajo no les falta. También se asegura que son los educadores mejor remunerados, recibiendo un sueldo promedio de $743.392 al quinto año de egreso. Estos mejores honorarios se explican, como señalé, por la baja oferta que hay de estos docentes en comparación con las otras pedagogías, lo que hace que sean más cotizados por los recintos educacionales.

A nivel país, no todas las universidades chilenas imparten la carrera de Pedagogía en Matemática, lo cual acentúa más aún la falta de este tipo de profesionales. Súmese a este hecho, la casi nula opción de estudiar esta carrera en jornada vespertina y en este punto sería interesante preguntarse, cuántos profesores dictan clases de matemáticas sin ser profesores de la misma.

Por su parte, no es un gran ejercicio detectar que el Currículum de Matemática, en general, es el más extenso. En virtud de esto, resulta fácil completar una jornada en un sólo colegio, sin tener que desplazarse a otros lugares para poder consumar su carga académica diaria. Es más, un profesor de matemáticas bajo las condiciones de formación adecuada, no sólo está en condiciones de trabajar en un colegio, también puede impartir docencia en centros de formación técnica, institutos profesionales e incluso en universidades, donde con un perfeccionamiento en el área, ya sea de un diplomado, postgrado o magíster, se puede llegar muy lejos. Ni pensar si estos estudios son acompañados de una extensión como la  estadística o la computación. Allí el abanico de oportunidades se extiende sin fronteras.

Lo anterior pareciera ser una buena respuesta a la pregunta del por qué estudiar Pedagogía en Matemática. Sin embargo, si estas opciones están ahí, ¿qué es lo que pasa? La nueva pregunta sería: ¿Cuál es el motivo para no querer estudiar pedagogía en matemática?

Creo que la respuesta radica en la poca información que se entrega o que se tiene sobre esta carrera, sumada a la conducta moderna de buscar lo cómodo. Además está la mitificación de que las ciencias, particularmente las exactas, en su aprendizaje son difíciles. No se debe desconocer que sí es una profesión que requiere de un rigor académico, pero también que este rigor se hace habitual al poco tiempo de aplicación.

Quienes trabajamos en instituciones de educación superior podemos visualizar una salida a esta ecuación: no sólo estudiar Pedagogía en Matemática sino también aprender desde otras fronteras del conocimiento como la estadística, las TIC´S, la formación en didácticas específicas. Apostamos por una formación integral, con un sentido humanista, comprometido con el pensamiento crítico a partir del desarrollo de categorías valóricas tales como, la solidaridad y el respeto a la diversidad humana.

Esto contrasta con la visión general que se tiene del profesor de matemática, caricaturizado en un personaje que sólo sabe de cálculos numéricos o de resolver ecuaciones. En realidad, es mucho más que eso. Para dar un ejemplo, existe el desarrollo del pensamiento lógico, el cual conduce a la resolución de diversos problemas que transcienden a la asignatura, permitiendo desarrollar estilos y estrategias para la vida, no sólo de lo que acontece en su acontecer laboral, sino también personal y social. En eso radica su desarrollo, el cual va mucho más allá de lo que comúnmente se cree.

En fin, muchas son las razones para estudiar esta hermosa profesión, pero quiero quedarme con la principal: ser estudiante de pedagogía en matemática, otorga una visión crítica y social de la educación, además de potenciar la vocación, por lo que hay que ser aún más entusiasta a la hora de enseñar. Esta carrera permite conocer gente excelente con un sueño en común, las mismas ganas e intenciones de mejorar la educación del país que tiene cualquier docente al elegir esta profesión.

Ricardo Rivero Z es docente de la Carrera de Pedagogía en Matemática y Estadística de la Universidad Central de Chile y Magíster en Educación, U. Metropolitana de Ciencias de la Educación.