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Jueves 31 de Marzo de 2016

Columna de opinión: Piñera otra vez...

Encargado de Proyectos e Investigación Facultad de Ciencias de la Educación. Licenciado en Filosofía, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Magíster en Políticas Sociales, Universidad Arcis; Master en Investigación y doctor en Antropología Social de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Profesor Rolando Poblete

Como ya es costumbre el ex Presidente Piñera nos regala algunas reflexiones sobre el devenir del país, señalando con cierta insistencia que a su juicio hemos errado el camino y que las reformas nos han hecho un profundo daño. Más específicamente, indicó en una reciente entrevista al diario El País de España, que "desde que Chile recuperó la democracia, tuvimos 23 años extraordinariamente luminosos... Sin embargo, por alguna razón el Gobierno de Michelle Bachelet decidió hacer un cambio de rumbo". ¡Años luminosos! Qué forma tan poética y original de calificar un periodo en que se perpetuó el modelo de desarrollo heredado de la dictadura y la profunda segregación que vivimos como sociedad, que hoy nos sitúa entre los países más desiguales del mundo.


Pero lo que más llama la atención es que el ex Presidente señale que "por alguna razón el gobierno decidió hacer un cambio de rumbo". Lo que omite Piñera es que esa razón por la cual el gobierno cambió de rumbo -dejando atrás los años extraordinariamente luminosos- es porque ganó las elecciones democráticas con un 62,16% de apoyo. Entonces, no es un capricho del gobierno de Michelle Bachelet, sino una concreción de la voluntad ciudadana que se inclinó por esas reformas, en desmedro de las propuestas realizadas por la candidata de su sector.


Sin embargo, no se queda ahí y arremete afirmando que el actual gobierno "empezó a implementar un conjunto de reformas tributarias, laborales, educacionales y ahora la constitucional, basadas en la ideología socialista. Me parece un tremendo error y los resultados de dos años están a la vista." ¿Reformas basadas en la ideología socialista? No cabe duda que los fantasmas de la guerra fría aún penan en la derecha chilena.


Porque en estricto rigor las reformas llevadas a cabo por el gobierno tienen muy poco de socialista, por el contrario, lo único que hacen es restituir garantías que fueron conculcadas por la dictadura, situándonos nuevamente en la corriente principal de las políticas públicas, basadas en la perspectiva de derechos, que llevan a cabo las naciones desarrolladas y que han sido sugeridas por organismos internacionales que poco y nada tienen de totalitarios o estatistas. ¿O acaso alguien puede pensar que es un retroceso o una señal de socialismo puro y duro la gratuidad en educación, o la no selección en establecimientos que se financian con recursos públicos? Ni hablar de la deslavada reforma laboral que en algo equipara el poder de los trabajadores frente a empleadores casi omnipotentes.


Y por si fuera poco, a estos socialistas se les ocurre cambiar la constitución. Lo que Piñera no puede ver, o no quiere, es que hoy más que nunca, en un contexto de crisis de confianza, es fundamental ponernos de acuerdo y pensar el país, modelo de desarrollo, sistema de educación o de salud que queremos. O la relación que tendremos con el medio ambiente, el rol del Estado e incluso el del mercado. Eso es un bien para el país y no tiene nada que ver con el socialismo.


Ojalá que el ex presidente, que legítimamente aspira a conducir los destinos del país, tenga la capacidad de reflexionar más a fondo antes de emitir declaraciones tan livianas, que poco y nada aportan a hacer de Chile un país más justo y equitativo.