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Lunes 3 de Agosto de 2015

Columna de opinión: Los cambios en la educación requieren tiempo, responsabilidad y reflexión

Candidato a doctor, Magíster de la Universidad de Chile. Director Escuela de Pedagogía en Educación Física, docente de handball y motricidad humana. Profesor del Instituto Superior Piura (Perú); Docente Zulia (Venezuela) y Beca Digeder, Berlín (Alemania).

Si bien se están dando los espacios y las oportunidades para realizar cambios positivos en la educación, las prisas, las presiones, los paros, sobre todo los "indefinidos" no ayudan precisamente a lograr los resultados esperados.


¿Por qué las redes sociales que tienen una capacidad de logro hasta ahora inédita, no realizan un alto en el camino para ver lo que realmente se requiere en la educación y no llenar de petitorios como si el cambio en este campo se pudiera realizar de un día para otro?


¿No estaremos cayendo en una velocidad que no permite un estudio acucioso y profundo de lo que significan los cambios que se requieren?, ¿es posible una reforma educacional en la cual todos tengan participación, logre contra el tiempo resultados satisfactorios considerando todos los cambios de fondo que necesita llevar a cabo?


Calidad; educación estatal versus educación particular; oportunidades para todos; digna remuneración para los profesores acorde a la cantidad de años de preparación y estudio, son algunas de las solicitudes ya existentes. Sin constatar que no se vislumbra la participación de los padres y apoderados como responsables de hacerse cargo de la educación familiar por ninguna parte.


No obstante, estos son algunos ejemplos que nos señalan que la tarea de la educación es de todos y de cada uno de nosotros. Por lo que se requiere una disposición diferente de parte de los involucrados y de nosotros, no podemos esperar que sean "otros" los que se hagan cargo en su totalidad del problema de la educación del cual todos somos responsables.


Las soluciones definitivas requeridas, por tanto, no pueden esperarse de un día para otro. Los paros indefinidos, las huelgas, las marchas, que conllevan a una pérdida de horas trabajo, si bien son una herramienta de presión, no ayudan precisamente al diálogo y al consenso, ni menos a avanzar. Por tanto, debemos ponernos de acuerdo en lo que realmente necesitamos y en lo que nos corresponde: aportar en la búsqueda de soluciones.
Un pensamiento ingenuo es posible, pero creo en la productividad compartida y no en el diálogo de sordos.