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Columna de opinión: La relevancia del nuevo proyecto de ley que prohíbe fumar en parques nacionales, playas y piscinas

Nathalie Orellana es Magíster y Bióloga Marina de la Universidad Andrés Bello. Licenciada en ciencias del mar y Diplomada en Gestión Ambiental. Se ha desempeñado como ayudante de investigación en proyectos internos de la Universidad Andrés Bello y de la Universidad Central de Chile. Como Co-investigadora del proyecto interno CIR1416 de la Universidad Central de Chile, como docente del curso Estudio de la Naturaleza en la Universidad Autónoma de Temuco. Actualmente se desarrolla como docente de laboratorio de ciencias de la Universidad Central. Su línea de investigación se relaciona con la interacción hospedador-parásito en el intermareal rocoso de la costa central de Chile, la cual cuenta con un par de publicaciones a nivel nacional e internacional.

Hace un par de días atrás se envió el proyecto de ley que prohíbe fumar en parques nacionales, playas y piscinas. La iniciativa considera multas, tanto para quienes vendan cigarros en playas y piscinas, como para quienes fumen en su interior.
A mí parecer es una pena que en Chile tengamos que esperar una ley que regule ciertos aspectos de nuestro actuar, ya que nuestro bagaje cultural aún no nos permite empatizar ni conducirnos con responsabilidad con el resto de las personas y menos con nuestro medio ambiente.

En la actualidad mientras caminamos por la playa o por el parque no es extraño encontrarnos con múltiples desechos. Uno de los más frecuentes son las colillas de cigarro, las cuales mal apagadas, pasan de ser una experiencia desagradable a causar incendios y arrasar con grandes áreas forestales. Cómo olvidar la alerta roja que decretó el gobierno por un incendio forestal de grandes proporciones que dejó al menos unas 200 viviendas calcinadas y más de 2 mil personas afectadas en Valparaíso y Viña del Mar en abril de 2014.

No obstante aunque quedara bien apagada, una sola colilla demora uno o dos años en desintegrarse en la tierra, y si bien en el agua puede demorar la mitad de tiempo en completar su descomposición, lo cierto es que estamos contaminando entre 8 a 70 litros de agua con nicotina y alquitrán. Por último, las colillas no son biodegradables y además pueden causar la muerte de los animales que las ingieren confundiéndolas con alimento.

Hoy en Chile la suciedad colma los espacios públicos, ya que los que hacemos uso de ellos, no somos capaces de llevarnos la propia basura que generamos. Es así como cada día se hace más difícil encontrar limpio un sector para disfrutar de un día de verano.

Por tanto me parece relevante una ley que promueva un actuar responsable por parte de las municipalidades, empresas privadas o concesionarias, según sea el caso, para, que de una vez por todas, contemos con adecuados contenedores de basura, no sólo para las colillas de cigarro, sino para todo tipo residuos como envoltorios de helados, latas de bebida, cáscaras de fruta, etc, los que hoy afectan el paisaje, los animales y suelo de nuestro país.

Es cierto que tenemos libertad de expresión y de actuar y por lo mismo, es necesario ocuparla en ser conscientes y respetuosos con nuestro entorno, sea este humano, animal o ambiental.