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Miércoles 4 de Noviembre de 2015

Columna de Opinión: El éxito del "camino de los que han fracasado"

Encargado de Proyectos e Investigación Facultad de Ciencias de la Educación. Licenciado en Filosofía, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Magíster en Políticas Sociales, Universidad Arcis; Master en Investigación y doctor en Antropología Social de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Rolando Poblete

En un seminario reciente realizado en el centro de conferencias de la Sofofa, el ex presidente Piñera arremetió contra las reformas señalando que "Chile sigue el camino de los que han fracasado". Incluso se dio el tiempo de afirmar que "un futuro gobierno va a tener que hacer profundas reformas a las reformas". Se refería, por cierto, al conjunto de transformaciones que ha impulsado el actual gobierno y que han apuntado a lograr mayores niveles de equidad en el país especialmente en el ámbito educativo.


Aunque no sabemos muy bien cuáles son los países que han fracasado ni cuál es el criterio que de acuerdo a Piñera permite distinguir nítidamente entre éstos y los más exitosos, me parece que deliberadamente el ex Presidente omite que son precisamente las naciones más desarrolladas y altamente competitivas a nivel mundial, las que han asumido que la educación es un asunto del estado y un derecho que debe ser resguardado, que es precisamente el camino que ha emprendido Chile.


En efecto, basta hacer un rápido recorrido por distintos modelos educacionales para comprobar que el estado tiene una alta presencia en todos los niveles, reduciendo la participación de los privados a un espacio mínimo y acotado fundamentalmente a escuelas o colegios confesionales.


Por ejemplo, en Finlandia cuyo modelo es admirado en el mundo entero, se abolió la selección de las escuelas en el año 1978 y aunque se hizo en forma gradual (¿les suena la gradualidad de las reformas?) se lograron reducir de manera significativa las desigualdades en el rendimiento entre estudiantes de orígenes sociales diversos. De hecho, hoy se encuentran y comparten ricos y pobres en los mismos centros educacionales, con lo cual no sólo se democratiza el acceso a la educación, sino también el acceso al conocimiento y se avanza hacia una sociedad menos segregada. Por otro lado, todos los niveles educativos son gratuitos, incluida la educación superior tanto para los propios finlandeses como para los extranjeros.


Podríamos seguir enumerando modelos exitosos en diferentes regiones del mundo y con seguridad lo que encontraríamos como elemento común, es que en todos ellos la educación es asunto del estado, con una presencia mínima de gestores privados, sin selección y con gratuidad en todos los niveles.


¿Qué ocurrió en Chile entonces que hicimos todo lo contrario? Precisamente, utilizando la brillante metáfora del ex presidente Piñera, seguir el camino de los que han fracasado. En efecto, la dictadura cívico militar impuso un modelo educacional de mercado cuyas consecuencias han sido la alta segregación de la educación, las profundas brechas de aprendizajes y rendimiento entre estudiantes de mayores y menores ingresos y, como consecuencia de la privatización, los altos niveles de endeudamiento de las familias, sin que eso sea a su vez una garantía de calidad. Al parecer hicimos todo mal.


Por lo mismo, tal vez sea necesario que el ex Presidente Piñera revise sus declaraciones, porque él y su sector empecinados en mantener un sistema a todas luces inequitativo y de mala calidad, son precisamente quienes nos llevarán irremediablemente por el camino de los que han fracasado.