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Martes 5 de Mayo de 2015

Carta al director: Investigación y docencia en universidades

Encargado De Proyectos E Investigación Facultad De Ciencias De La Educación. Licenciado En Filosofía, Pontificia Universidad Católica De Valparaíso; Magíster En Políticas Sociales, Universidad Arcis; Master En Investigación Y Doctor En Antropología Social De La Universidad Autónoma De Barcelona.

Rolando Poblete, encargado de proyectos Facultad de Educación.

La calidad de las instituciones de educación superior, y particularmente de la universidades, debe ser una preocupación constante no sólo de los órganos competentes sino de la sociedad en general, ya que del funcionamiento de las universidades depende el nivel de los/as profesionales del futuro en las diversas áreas en que aportarán al desarrollo del país.


Los/as docentes son un factor determinante en la calidad de las universidades, de forma tal que evaluar su desempeño o niveles de productividad resulta crucial. Las universidades complejas, como se denomina hoy a las instituciones que además de docencia realizan extensión, vinculación con el medio e investigación, han desarrollado un conjunto de indicadores para medir diferentes ámbitos de acción de sus docentes. Entre ellos, y casi como un mandato ineludible, se ha impuesto la exigencia de publicar los resultados de las investigaciones o el trabajo académico que se lleva a cabo.


Por cierto, nadie podría cuestionar la necesidad de hacerlo, dado que resulta obvio que el conocimiento debe ser compartido y difundido con otros/as académicos/as, pero también con la sociedad en general. Sin embargo, el problema surge cuando la obsesión por publicar en revistas indexadas -aquellas especializadas que la comunidad científica ha validado y que otorgan prestigio, además de algunos ingresos adicionales y que son determinantes al momento de lograr la movilidad o un ascenso en la carrera docente- consume la labor y el tiempo de los/as académicos/as, postergando incluso su responsabilidad primera, la cual es formar estudiantes de excelencia.
En efecto, una parte importante de la productividad de nuestros docentes es medida por el número de artículos (paper en la jerga interna) publicados en revistas indexadas que llegan a una comunidad reducida de iniciados, que permanentemente se cita a sí misma en los documentos que elabora. Endogamia académica que tiende a desdibujar el rol social y político de los/as docentes universitarios.


No me opongo a evaluar ni menos a dejar de lado la difusión del conocimiento -por el contrario pienso que hoy más que nunca es necesario analizar el desempeño de las universidades y sus docentes, dado que es una tarea ineludible en el marco que otorga una ciudadanía más exigente e informada- pero estoy convencido de la importancia de democratizar la valiosa información que se genera en los espacios académicos, para que sea provechosa no sólo para un grupo reducido, sino también para una sociedad que requiere elementos para pensar su propio desarrollo y sostenibilidad.