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Martes 2 de Septiembre de 2014

Arenas: el rival más débil

Imagen foto_00000001Fue en el salón Montt Varas de La Moneda, después de la presentación que hizo la Presidenta Michelle Bachelet el lunes en la mañana del Plan de Reforzamiento de la Inversión 2014 y la inyección de 500 millones de dólares para los últimos cuatro meses de este año. Terminada la ceremonia, la Mandataria conversó con varios de los invitados, entre esos con algunos parlamentarios presentes, a quienes les pidió en privado que “ayuden” al ministro de Hacienda, Alberto Arenas, en el tercer trámite de la reforma tributaria en el Congreso, porque “necesita respaldo político” de la Nueva Mayoría.

La escena grafica claramente el momento que atraviesa el jefe de las arcas fiscales, lo “débil” que se encuentra políticamente, en un momento bastante clave, con la desaceleración económica tomándose la agenda, La Moneda desplegando desde hace quince días una batería de medidas para enfrentar el escenario, la derecha dándose un festín para responsabilizar del freno de la economía a las reformas del programa de gobierno y frotándose las manos, después de las críticas públicas que hizo el ex Presidente Ricardo Lagos en Icare sobre la falta de voluntad política y que los últimos ocho años han sido perdidos.

En sectores del oficialismo reconocen que el problema del ministro de Hacienda es que “ha perdido credibilidad”, por varios factores. Algunos no dejan fuera de la lista lo sucedido con el Mecanismo de Estabilización del Precio de los Combustibles (Mepco), ya que a pesar del compromiso de Arenas en cuanto a que con este mecanismo no habría alzas de la bencina superiores a 5 pesos semanales, estas subieron igual.

Pero lo cierto es que todas las miradas confluyen en la forma en que el ministro ha conducido el trámite de la reforma tributaria en el Congreso. Es más, el criticado protocolo de acuerdo que se firmó con la derecha en el Senado la segunda semana de julio para asegurar los votos al proyecto, le sigue penando a Arenas y es el punto de inflexión en que el secretario de Estado hipotecó parte de su fortaleza política.

Él aseguró muchas veces que el corazón de la reforma no se iba a tocar, lo que implicaba asegurar la recaudación de 8 mil millones, eliminar el FUT y lograr una mayor equidad tributaria. La Nueva Mayoría por sí sola tenía los votos en ambas Cámaras, pero con el correr de las semanas la reforma se entrampó, se convirtió en un foco de conflicto interno en la coalición y era evidente, a principios de julio, que el gobierno corría el riesgo de sufrir un traspié en la Cámara Alta, porque no estaban disponibles los votos de la DC.

Es verdad que la Presidenta dio la orden a Arenas de pactar con la derecha para asegurar la aprobación de la reforma, pero para muchos en el oficialismo el error grave fue del ministro, quien creyó que este proyecto era “un trámite fácil”, al tiempo que demostró falta de “manejo político” en la Cámara de Diputados al instalar plazos perentorios que restringieron el debate y, después, con el protocolo se instaló la sensación de un “arreglín político” tras bambalinas, con la profusa difusión que se hizo en esos días de las numerosas reuniones que se llevaron a cabo para sellar el protocolo en “lugares ajenos a lo institucional”, como el cuestionado té en casa del ex ministro de Sebastián Piñera, Juan Andrés Fontaine. Arenas cayó en la trampa y ese papelón evidenció públicamente su debilidad política olfateada tempranamente por el adversario.

Cabe agregar un detalle no menor. En su momento, previo a la firma del protocolo, en la Sala del Senado la reforma tributaria fue cuestionada con dureza por casi todos los ex ministros de Hacienda que tuvo la Concertación, los “pares” de Arenas, sus antecesores, lo que aumentó la contundencia de la golpiza que le propinó el establishment económico, donde no es considerado uno de los suyos.

El analista político Max Colodro remarcó ese punto el viernes en el Diario Financiero, cuando recalcó que “lo que pasó con la reforma tributaria, que no se trabajó con la suficiente prolijidad y el gobierno se jugó por imponerla sin haber evaluado las consecuencias, el efecto en los agentes económicos, claramente hizo que la confianza en el ministro Arenas quedara deteriorada”.

El decano de la facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Central, Marcos Moreno, precisó a El Mostrador que este episodio reflejó “un cierto estilo soberbio, más bien cercano a las lógicas de la burocracia de Hacienda” y que demostró cómo prima su sesgo tecnócrata, ya que es evidente que el ministro no barajó “el peso de los actores políticos en esa discusión”.

Algunos en la Nueva Mayoría reconocen que ese momento fue “el más débil” de Arenas, cuando no logró los votos en el Senado y que, si bien asomó la cabeza, “quedó golpeado al interior del oficialismo”, al punto que hoy su problema es que quedó la sensación colectiva de que lo “ablandaron” y se ha instalado la idea de que “no está a la altura”.

DESCONFIANZA

A todas luces, la petición que hizo la Presidenta Bachelet a algunos parlamentarios de “ayudar” a Arenas ha tenido eco en el oficialismo. Era evidente ayer el alineamiento con el ministro, ya que fueron mayoría en el oficialismo los que pusieron el acento en que “desde la derecha hay una campaña para debilitar a Arenas”, que se quieren aprovechar de la irrupción de Lagos Escobar para golpear al ministro y tratar de quitarles piso así a las reformas del gobierno, que se está creando un ambiente adverso de forma intencional, considerando que las cifras económicas a fin de año no serán nada buenas y, por tanto, que hay mucho de “estrategias desde el empresariado” en este supuesto clima adverso que atraviesa el jefe de Teatinos 120.

Como sea, el escenario de desaceleración económica no ayuda mucho a Arenas, porque si bien es real que desde la campaña presidencial del año pasado él advirtió el panorama que se venía, desde el empresariado no lo miran con la suficiente confianza. Al menos ese es el clima que se ha instalado en las últimas semanas, con una serie de señales de todo tipo.

No es menor que, a pesar de todas sus intervenciones durante las semanas recientes, reuniones con empresarios, las medidas que se han anunciado desde el gobierno, Arenas no sea capaz de transmitir con claridad que –recalca Moreno– la profundización de la desaceleración se debe en buena parte a un ciclo económico y al escenario regional, con países como Brasil, que ya se declararon en recesión.

La desconfianza empresarial al parecer ya está instalada. La semana pasada la directiva de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) –encabezada por Andrés Santa Cruz– se reunió con Arenas en el Ministerio de Hacienda para pedir al secretario de Estado que dé “señales claras y concretas” para materializar la alianza público-privada. Fue una conversación de casi dos horas y, a la salida, Arenas habló de diálogo “franco”, pero Santa Cruz dijo que el trabajo en conjunto con el gobierno no es suficiente para reactivar la economía, advirtiendo que “es necesario recuperar las confianzas y despejar incertidumbres importantes”, apuntando a los discursos críticos de la actividad privada dentro de la Nueva Mayoría. Y en una señal de baipaseo político al anfitrión, el Presidente de los empresarios habría notificado al ministro que pedirían audiencia a la Presidenta Bachelet, según trascendidos de prensa.

El economista Rafael Garay –en entrevista con CNN el domingo– planteó que había que ser cuidadoso con el lenguaje en este tema, que estamos lejos de un escenario de recesión.  Sin embargo, dijo que hay una crisis de expectativas, que hace un mes Arenas dijo que el país crecería a un 3,2% y la semana pasada declaró que sería a un 2,2%, “eso no es un ajuste marginal”.

Para Garay eso “fue una tremenda caída, un problema de estimación, los agentes no están creyendo en la autoridad que dirige las finanzas públicas, no se le cree porque ha errado estimaciones en forma sucesiva”. Agregó que “las confianzas están quebradas” y puso el acento en que “no hay confianza dentro de la misma Nueva Mayoría de lo que el ministro (Alberto Arenas) está haciendo”.

SON RUMORES, SON RUMORES

Con ese contexto y ante el hecho de que la administración Bachelet está ad portas de cumplir seis meses de gestión, se han acrecentado los rumores de todo tipo sobre un posible ajuste ministerial, versiones en las que desde la semana pasada ya se comenzó a incluir a Arenas entre los nominados.

Colodro el viernes recogió el guante de este clima y señaló que “va a ser muy difícil recomponer la confianza del sector privado en el actual ministro de Hacienda. Por lo tanto, eventualmente, si la situación económica sigue deteriorándose, si las confianzas no se recuperan y no se logran reponer las expectativas, puede hacerse necesario sacar, incluso, al ministro de Hacienda”.

La opción de removerlo es hasta ahora transversalmente descartada en el oficialismo, porque consideran “compleja” la señal de sacar al ministro de Hacienda, en circunstancias que nunca en los últimos 24 años ha sucedido eso. “Tendría un impacto negativo”, recalca un timonel de la Nueva Mayoría.

Pero también se descarta porque dentro del gabinete el jefe de la billetera fiscal es –junto al ministro del Interior Rodrigo Peñailillo– uno de los más cercanos a la Presidenta Bachelet, pertenece a su círculo de confianza política. “Más que nada por eso, es difícil que lo saquen”, añadió un senador oficialista.

Sobre ese punto, Moreno pone sobre la mesa otra mirada, ya que considera la inmovilidad de los ministros de Hacienda como un “tabú” propio de la transición y de las lógicas de la década de los 90, pero que ahora el país está maduro, las instituciones son sólidas. “Ella (Bachelet) dispone del capital político y el respaldo ciudadano –lo que reflejan todas las encuestas– para hacer los ajustes que puede incluir a cualquier ministro sin excepción”, recalcó.

Una jugada de ese tipo, precisó Moreno, podría ser incluso una señal no menor de reactivación económica, porque “se ha ido instalando la idea en los círculos empresariales de que el ministro Arenas es más bien identificado con la desaceleración y las señales que se requieren son las de un perfil asociado a la recuperación”.

En la Nueva Mayoría algunos timoneles piden medir y evaluar a Arenas por resultados y no por rumores, que hay que esperar a que se apruebe la reforma tributaria, que se discuta el Presupuesto 2015, cómo se sortea la desaceleración económica de aquí a fin de año. Para todas estas tareas, en todo caso, desde la Nueva Mayoría se reconoce y se recomienda al ministro Arenas que ponga el acento en “rearmar lazos” con los partidos y que “afine” el trabajo del equipo legislativo de su cartera, para evitarse repetir traspiés que lo han llevado a estar cuestionado.

Fuente: http://bit.ly/1w7ia1x