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“A la Presidenta le molesta que le digan que está encapsulada, en un ambiente de atmósfera controlada, pero esa es la realidad”

Entrevista al decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública, Marco Moreno

Imagen foto_00000001Luego de un par de semanas excesivamente intensas para La Moneda debido a los incendios forestales en la zona centro y sur del país, el decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Central, Marco Moreno, precisó que estos hechos echaron por tierra finalmente el sueño de que éramos un Estado moderno: "esto demostró que no tenemos planificación, que no proyectamos, que solamente actuamos de manera reactiva, en el corto plazo; pero la pregunta es, ¿nadie previó que esto podría pasar?". Ese no fue el único flanco que debió enfrentar la administración bacheletista durante esta semana, ya que en medio del despliegue y ficalización de los esfuerzos gubernamentales por dar respuesta a la crisis desatada entre las regiones de O´Higgins hasta La Araucania, la designación de la ex ministra de Justicia, Javiera Blanco, como consejera del Consejo de Defensa del Estado (CDE) desató una ola de críticas, especialmente en el seno del propio oficialismo, que nuevamente puso en tela de juicio el criterio político que se aplica en palacio en la toma de ciertas decisiones.

-¿Cómo se explica que, en pleno combate contra los incendios, se nombre a Javiera Blanco en le CDE?

-Fundamentalmente por estas relaciones de lealtad y amistad que la Presidenta ha desarrollado: ella, normalmente, tiene una lógica de círculos en los que trabajan muy pocos, gente cercana; esa es la única razón para explicar por qué se nombra a una persona que tiene tantas complicaciones. Yo te digo que, de entrada, se va a tener que inhabilitar porque la primera causa que quizás vea el CDE es sobre el tema de las pensiones en Gendarmería, y por supuesto, ella tendría que inhabilitarse, pero no es la única causa, el Sename, por ejemplo, el cambio de inscripciones en el Servel, etc. Volviendo a la pregunta, te insisto que se relaciona con el hecho que Blanco era de las últimas que iban quedando del gabinete, de ese grupo que la acompañó desde el inicio de su mandato, por lo tanto aquí hay una retribución, una suerte de entregar, digamos, algo a cambio, respecto de la lealtad que había tenido ella con la Presidenta.

-¿Pero no cree que lo que la Presidenta hizo es precisamente lo que la ciudadanía critica?

-Lo primero, hay que recordar que este cargo estaba vacante desde el 2014, en dos años perfectamente tiene que haber visto miles de otras opciones; esto refuerza lo que estamos diciendo que hay otra razón que explica la decisión de colocarla ahí. Yo creo que tiene que ver con una manera de ejercer el liderazgo que tiene la Presidenta y con esta lógica de los gobernantes, no solo de ella, donde tú no vez ni percibes lo que pasa a tu alrededor, no calibras cómo perciben los demás las decisiones que tú tomas. Ella se rodea de su círculo, el segundo piso de La Moneda, sus íntimos colaboradores que son esta especie de levantadores de puentes y a la Presidenta le molesta que le digan que está encapsulada, que digan que está en un ambiente de atmósfera controlada, pero esa es la realidad. Bachelet no capta que esta decisión termina por romper el vínculo de confianza que tenían los ciudadanos con ella, que se rompió evidentemente con Caval. de ahí en adelante, esa relación que tenía con la gente, que era muy potente, que la llevó a terminar con éxito su primer mandato, que la trajo de vuelta a Chile, dejó de existir.

-¿Lo de Blanco marca el ocaso de ese vínculo de confianza?

-Decisiones como estas lo que hacen es contribuir en nada en la recomposición del vínculo. A ver, Bachelet estuvo en el tema de los incendios, se le vio proactiva, se lo vio intentando liderar el vacío de liderazgo, pero decisiones como estas, uno no las entiende y la explicación que hay, tiene que ver con esta ceguera situacional. De hecho, los mismos dirigentes de su coalición la cuestionaron, todo el oficialismo dijo que era indefendible esta decisión de parte de la Presidenta y ella se escuda en decir que es una decisión que tomó en virtud de sus atribuciones, nadie le cuestiona la atribución, nadie cuestiona la legalidad. Y también pone el argumento que reúne los requerimientos y las credenciales técnicas, pero hay mucha gente que reúne esas mismas credenciales y la Presidenta tuvo 2 años para buscar a alguien. No se explica que en 105 días desde que Blanco deja el ministerio de Justicia, se haya recién empezado a tomar una decisión, cuando estuvo 2 años vacante y pudo haber nombrado a una persona con mejores credenciales y sin tantas complicaciones.

-¿Se ha desprestigiado la competitividad y probidad del CDE?

-La composición del CDE dejó abierto demasiados espacios a la discrecionalidad, porque solo los jefes de Estado designan a los consejeros y se ha recurrido a una práctica que lo han hecho todos los Presidentes, utilizar este espacio como las embajadas políticas, de premio de consuelo para determinadas personalidades que pueden tener algunos méritos profesionales, pero su principal fundamento es la relación de amistad con los gobernantes y, así pasó con Blanco, por lo tanto se ha desnaturalizado el instrumento que debe ser un mecanismo poderoso e importante para defender los derechos del Estado. Hoy se ve desdibujado por la composición de los consejeros que no garantiza ese objetivo por el cual fue creada dicha institucionalidad.

-Las encuestas muestran una fuerte desaprobación en lo que respecta a la gestión del Gobierno. ¿Dónde han estado los errores?

-El problema de la Presidenta tiene que ver con un tema de piso, porque evidentemente la desaprobación es de las altas que ha habido desde que tenemos mediciones de este tipo, lo cual te sugiere una crisis significativa y profunda de gestión de un Gobierno, porque lo que se está cuestionando aquí son los resultados. Yo siempre digo, en el periodo de campaña los gobernantes hacen ofertas y promesas, pero cuando llegan al Gobierno lo que tienen que mostrar son resultados, no sirve mantener ofertas ni promesas, no sirve decir que voy a hacer una reforma educacional, la gente no espera eso, la gente espera cosas concretas y por lo tanto aquí lo que se está mostrando es cómo el Gobierno ha sido incapaz de ofrecer resultados concretos. Por otro lado, estos errores se traducen en una dificultad de ponerle un piso electoral razonable al que sea el candidato de la Nueva Mayoría, sea (Ricardo) Lagos o (Alejandro) Guillier, va a tener el mismo problema, que el piso con que se enfrenta a la derecha va a ser más bajo porque el Gobierno está en una situación compleja. El 2009 la Presidenta terminó con un 80% pero no pudo traspasárselo a (Eduardo) Frei, hoy con menos de un 20% de aprobación imagínate el escenario para el próximo candidato.

-¿La derecha no logró capitalizar los errores políticos del Gobierno durante la catástrofe?

-Definitivamente la derecha no lo capitalizó en absoluto. Si Bachelet tiene un problema de piso, Piñera tiene un problema de techo, no crece, a pesar de todos los errores del Gobierno para enfrentar la crisis de los megaincendios. Su acción fue leída por la gente como un poco de oportunismo político, lo mismo lo del Rojo Edwards, todo ese despliegue fue mal valorado por la gente porque al chileno un poco hipócrita no le gusta el aprovechamiento político, está bien que el tipo este en el suelo pero patearlo tampoco le gusta verlo y por lo tanto, no aprueba ese tipo de conductas, particularmente en situaciones catastróficas donde el espíritu de unidad aparece con fuerza y todos nos sentimos conmovidos, movilizados y de repente, vemos a un Piñera aprovechando de eso.

-¿Cómo se ve, entonces, el panorama electoral para la Nueva Mayoría?

-Difícil, porque en el Congreso están preocupados de su reelección, de su agenda personal, por lo tanto la lealtad política de los parlamentarios en este periodo electoral, es cada vez menos consistente. Ese cuadro va a hacer que sea muy difícil para el Gobierno terminar su mandato con niveles de aprobación como lo tuvo durante su primera administración. Ahora, por ejemplo, se entiende con claridad que la Nueva Mayoría era una coalición de gobierno más que un conglomerado político que tenía un proyecto histórico, como lo tuvo la Concertación, se entiende con claridad que no fueron más que un pacto electoral para llegar al poder y que, al poco tiempo de iniciado el Gobierno, el pacto se comenzó a desmembrar y evidentemente va a tener que haber un nuevo pacto electoral, habida cuenta de que todo un sector de izquierda se está perfilando en otra coalición.

-Usted se refiere a un error de lectura...

-Es que esta idea de un Gobierno que intentó llevar adelante importantes reformas -por lo menos ese es el discurso- que intentó hacer un giro a la izquierda, pensando que la sociedad chilena había girado a la izquierda y ese fue el error de lectura de quienes estuvieron detrás, quienes siguen estando detrás de Bachelet. Esa lectura inadecuada e incorrecta de lo que es la sociedad chilena, para dejarlo claro, la sociedad quería reformas y cambios porque las consideraban justas, pero eso no debe leerse como un giro de la sociedad a la izquierda.

-¿Cómo va a pasar a la historia este Gobierno?

-Bachelet va pasar a la historia como un intento de gobierno reformista que se vio obstaculizado no por sus opositores sino por las propias capacidades internas de llevar adelante sus procesos de reformas. Aquí no fue como en el gobierno de la Unidad Popular, con una poderosa oposición nacional e internacional que obstaculizó las transformaciones. Las dificultades tuvieron que ver con la capacidad de gobierno, como nunca, vimos que un gobierno que intentó hacer tantas reformas, que tenía mayorías parlamentarias... en fin, al final, fue el error de creer que para gobernar basta con la intuición, con la muñeca política, para llevar adelante las transformaciones, cuando lo que se requiere para gobernar es ciencia, conocimiento, capacidad técnica.

-¿Qué lección política dejó la catástrofe de los megaincendios?

-Que hay un problema estructural del Estado chileno. Con esta catástrofe se terminó el sueño de que éramos un país moderno, que el Estado se había modernizado, se nos ha inyectado la tecnología, la innovación, pero no se ha reformado lo sustancial, es decir, el Estado, por lo tanto no tenemos un sistema adecuado para enfrentar este tipo de situaciones y te lo digo, porque no tenemos planificación. Lo que quedó demostrado es que es un Estado que no planifica, que no proyecta, que solamente actúa de manera reactiva, en el corto plazo y es ahí donde se jugaron las acciones de Bachelet, tal como se jugaron el 27F, es decir, intentar reaccionar sobre lo que estaba ocurriendo, pero la pregunta es ¿nadie previó que esto podría pasar ? Ahí está el déficit de planificación de largo plazo. Chile tiene un tremendo problema que le ocurrió a Bachelet, pero que le podría haber ocurrido a otro Presidente y eso se expresa en que los gobernantes trabajan por soluciones y no por problemas. Cuando trabajamos por soluciones intentamos resolver el problema puntual, el avión, más plata para los brigadistas e invitar a países extranjeros, pero eso no es trabajar por problemas, como lo serían la falta de la planificación del paisaje, de qué vas a plantar, dónde vas a plantar, cómo desarrollar el país, etc. Eso tiene que ver con que no gobernamos por problemas, sino que por soluciones.

-¿Cuál fue el punto de inflexión durante la emergencia?

-Con el tema del avión, el supertanker, eso puso en una posición muy incómoda al Gobierno porque le comienza a hace pagar el costo político de no tomar una decisión para enfrentar el problema. Otros dicen que por no haber sacado a las Fuerzas Armadas oportunamente. Puede ser una mezcla, pero el tema del avión fue clave porque teniendo una herramienta, pagada por un civil, que podría contribuir, puso al desnudo la incapacidad del Estado chileno de enfrentar este tipo de crisis.

¿Y qué es lo que le llama la atención de la reacción de la ciudadanía ante todo esto?

-Yo creo que si bien es cierto que se ha ido instalando esta idea de la despolitización, que los chilenos no les interesa la política, yo creo que de alguna manera el tema de los incendios ha venido a demostrar, viendo como reaccionó la gente, que sí les interesa la política. Lo que pasa es que las personas están decepcionada de la forma de hacer política, lo cual es distinto, pero hay un gran interés de la ciudadanía por lo público, por los problemas país y eso es política.

Fuente: www.elmostrador.cl